Hoy inauguramos el espacio “EL ESPEJO DE NPH”, con CARMEN BRAS colaboradora y madrina de un niño en NPH Haití, persona muy generosa que ha dedicado toda su vida laboral a la ayuda de los demás. La podéis ver en la imagen adjunta junto a su ahijada en el hogar Kay St. Hèléne, en las montañas de Kenscoff, en Port Au Prince, Haití.
¿Dónde realizaste tu actividad profesional?
Soy psicóloga de profesión, pero a lo largo de mi vida fui evolucionando hacia la educación especial de niños en la escuela Alexia de Barcelona, y todo esto durante 46 años. Ahora hace 2 años que estoy jubilada, pero sigo ayudando allí donde me dicen.
¿Cuál es tu primer contacto con América y el voluntariado?
A través de una logopeda peruana (Isabel Domínguez) que estaba en Barcelona y con un grupo de personas visitamos en el 2005 una de las zonas más complicadas de Perú (Zona Rodríguez Mendoza –Amazonia) centrando nuestra visita sobre un grupo de niños autistas y epilépticos viendo cuál era su problemática. Esta primera incursión provoco no solo un nuevo viaje de un mes el año siguiente, si no la apertura, con muchas dificultades, de un aula de educación especial en el pueblo de Mariscal, que con el tiempo fue apoyada por el Gobierno y convertida en Publica Piloto del Valle de Mendoza.
¿Cuándo conoces NPH?
En el año 2009 conozco a Xavier Adsará en un viaje turístico y él me explica el proyecto NPH, si bien la implicación no llegaría hasta más tarde, precisamente cuando ya abandono mi actividad laboral.. Y es en 2016 cuando apadrino una niña….y le comunico a Xavier que tengo ganas y tiempo para colaborar
¿Qué me dices de tu viaje a Haití?
Hace ahora un año tuve la oportunidad de viajar a Puerto Príncipe con un grupo NPH y la experiencia ha sido definitiva: Es muy difícil de explicar y si no has estado allí, hay que ir para entender. La primera impresión de pobreza, inseguridad, corrupción y falta de todo, da paso a ver de primera mano todo lo que está haciendo NPH por los niños allí. El buen hacer en los centros de asistencia, salud y educación gestionados por NPH convierte la Comunidad de NPH en un Oasis de amor y generosidad en Puerto Príncipe.
Explícame más cosas de Haití :
Quiero destacar la paz que observé en Kenscoff, así como la recibida tan agradable y generosa de los 400 niños vulnerables que viven allí. Recuerdo con cariño la entrada en los colegios y la visión de la dignidad en el vestir y en la educación. No puedo olvidar en mi ámbito de trabajo la especial dedicación de Gena y Norma en la educación y atención de niños en situación muy especial tanto psíquica como físicamente.
También el fuerte impacto de la primera misa con el padre Rich en la Capilla del hospital Saint Damien , donde yacían los pequeños cuerpos de niños fallecidos el día anterior, o la atención súbita a un parto en plena calle atendida directamente por el padre Rich.
Me es muy difícil explicar el barrio de Cité Solei con sus Littles Stones y el bien que está haciendo el padre Enzo a través del deporte.
También me impresiono la escuela vocacional y autosostenible “Francisville”, localizada en Tabarre donde vi que los proyectos son sostenibles en el tiempo para los Hogares y los centros (mecánica, carpintería, producción de pan, pasta, gallinas y huevos, acuicultura, etc. ) .
¿Qué ves mañana en NPH?
Puedo acreditar fehacientemente la labor que desde hace tantos años está llevando a cabo NPH. Recomiendo viajar a algún Hogar y vivirlo in situ. Seguiré ayudando a organizar algunos eventos musicales para concienciar a la población y así ayudar a los niños de NPH.
Yo lo tengo muy claro, seguiré colaborando. Es un privilegio.