Esta mañana nos hemos despertado con la importante entrevista de NPH en La Contra de La Vanguardia, que pone de relieve el drama que está viviendo Haití en estos últimos tiempos, así como la importante labor humanitaria que NPH desarrolla en el país desde 1987.
La entrevista que concede la Dra. Pascale Gassant, directora del Hospital Pediátrico St. Damien, coincide con la campaña informativa que desde la Fundación NPH lanzamos este mes de agosto, en plenas vacaciones de verano, para concienciar sobre la crisis que está viviendo Haití.
La Dra. Pascale Gassant visitó Madrid y Barcelona con motivo de la celebración de los 20 años de la Fundación NPH. En su visita aprovecharon para atender a medios españoles, visitar organizaciones que apoyan el hospital y atender la cena benéfica por los 20 años de la Fundación NPH en España.
Gracias a vuestras generosas aportaciones hemos superado los 13.000€ para adquirir alimentos, medicinas, agua y diésel, para atender a los enfermos y heridos de guerra que acuden a nuestros hospitales St. Damien y St. Luc. 🏥
⚠️ Los asesinatos, los secuestros y la violencia sexual cometidos por más de 200 grupos criminales extremadamente violentos en Pto. Príncipe y alrededores, siguen creciendo, pero con vuestras colaboraciones, podremos seguir en Haití, atendiendo los derechos humanos de los más vulnerables.
La Fundación NPH ofrece una respuesta urgente ante la escalada de la crisis y abusos cometidos por grupos criminales, donde más del 50% de la población haitiana padece hambre aguda, además de esclavitud y explotación.
El Hospital Pediátrico St. Damien sigue operando en Haití, a pesar de estar ubicado en una de las zonas más conflictivas de Pto. Principe. Los trabajadores arriesgan su vida cada día para ir a trabajar, y como explica la Dra. Gassant: “A veces, cuando hay enfrentamientos tenemos que quedarnos dos o tres días“. El Hospital atiende a más de 80.000 niños vulnerables cada año, y es el único hospital en Haití con un departamento oncológico.
¿Quieres apoyar al Hospital Pediátrico St. Damien? Con 10€ al mes apoyas el tratamiento de niños y niñas que acuden enfermos al hospital, así como las necesidades básicas para mantenerlo abierto, energía para los generadores, agua limpia y medicinas.
UNICEF reporta que, en los primeros seis meses de 2023, se han reportado casi 300 casos de secuestro, el triple que en 2021. En la mayoría de los casos, los niños y las mujeres son secuestrados por grupos armados y se usan para ganancias financieras o tácticas. Las víctimas que logran regresar a casa lidian con profundas cicatrices físicas y psicológicas, posiblemente durante muchos años.
La situación general en Haití es catastrófica. Hoy, aproximadamente 5,2 millones de personas, o cerca de la mitad de toda la población, requieren asistencia humanitaria, incluidos casi tres millones de niños. A medida que la violencia continúa devastando vidas inocentes, la Fundación NPH se mantiene firme en su compromiso de brindar ayuda crítica y apoyo a los niños y niñas de Haití que se ven afectados por esta crisis humanitaria.
Una de las personas que vive el día a día de la crisis es Gena Heraty, quien hace 30 años se fue a Haití para empezar el proyecto de necesidades especiales. Gena lidera un programa que incluye un hogar residencial para niños y adultos con discapacidad, centros de rehabilitación para niños, adultos y sus familias, educación y atención social y el único centro de formación en terapia de Haití.
ENTREVISTA A GENA EN RADIO RTE
Hace unas semanas Gena fue entrevistada en RTE Radio, una estación popular de Irlanda, durante una visita breve a su país. Las desgarradoras palabras de Gena muestran un Haití sumido en una situación de violencia constante.
>Tu historia es extraordinaria, explícanos un poco como llegas a Haití con solo 23 años
Siempre me intereso poder ir a algún lugar y hacer cooperación al desarrollo, aunque no estaba segura de donde podía ir. Cuando finalice mis estudios en la Universidad de Limerick, me involucre con una organización en Irlanda y me sugirieron hacer un voluntariado con ellos en un Centro Comunitario llamado Dublin Simon Community, y me encantó. Mientras estaba en este voluntariado estuve buscando oportunidades en otras partes.
Crecí en una parte rural de Irlanda, allí siempre teníamos revistas y misionarios que venían nuestras comunidades, y desde joven siempre supe que era algo que me gustaría hacer.
>¿De dónde eres exactamente?
Soy de Carrarevaugh, una pequeña zona del condado de Mayo. Crecí en una granja, recuerdo una infancia muy bonita con mis 11 hermanos.
>¿Eres la hermana mayor?
Soy el número 10
>Eventualmente acabas en Haití cuidando de niños con necesidades especiales, ¿cómo llegas allí?
La organización en la que trabajo se llama Nuestros Pequeños Hermanos (NPH). Cuando estaba en Dublín, una de las voluntarias había vuelto a pasar sus vacaciones en Dublín y me explicó “tenemos un hogar con niños que han sido abandonados, niños que han vivido situaciones muy difíciles, y tenemos niños con discapacidad y nos gustaría tener un hogar para ellos”. Me preguntó si me gustaría irme a trabajar con ellos, y le dije un rotundo sí, aunque no tenía experiencia.
Llegué a Haití, conocí a los niños, y desde el primer día supe que ese iba a ser mi hogar.
Los niños con discapacidad son abandonados, normalmente en hospitales. En Haití no hay servicios sociales. Imagina una familia con un niño con discapacidad grave sin acceso a servicios médicos, sin silla de ruedas, sin ayuda… así que muchas veces son abandonados. Pero no los abandonan porque los padres no les importe, sino porque no tienen los recursos necesarios.
Muchos de estos niños acaban en nuestra organización. El programa empezó a crecer y también empezamos a ofrecer más servicios para los padres. Mi regla desde el principio fue “¿si estuviera en la piel de estos niños, que me gustaría?” y con la respuesta hemos ido ampliando los servicios educacionales, de rehabilitación, servicios médicos.
>¿Cómo se financia el trabajo que hacéis, especialmente con la situación en Haití?
Para poner en contexto la situación de Haití, es un país que nunca ha tenido un gobierno estable o un gobierno que funcione como esperamos desde Europa que un gobierno funcione. Así que no recibimos nada del gobierno de Haití, para hacerte una idea, el gobierno ni siquiera financia sus propios hospitales.
Nos financiamos con las aportaciones de varios países que recaudan fondos para NPH, donaciones de Irlanda, de Europa, de Estados Unidos. Cuando yo vuelvo a Irlanda siempre hay gente que me ayuda con donaciones y siempre quedo sorprendida con la generosidad de la gente, especialmente cuando vuelvo a mi pueblo. Muchos han estado ayudando en cada paso que he dado, y es fantástico sentir el apoyo de estas personas cuando estoy en Haití.
>¿Hay alguna oportunidad de grupos de ayuda que pueden ir?
Solíamos recibir a voluntarios, grupos magníficos que venían a ayudarnos, pero actualmente la situación es tan complicada y peligrosa que no podemos recibirlos, no podemos garantizar su seguridad. Así que desde hace un tiempo no hemos podido recibir a ningún grupo de voluntarios.
>Hace poco escribiste un texto que se titulaba “es imposible hablar de Haití” donde describes algunas de las horribles situaciones que estáis viviendo allí, los secuestros y asesinatos.
Primero de todo no me gusta presentar a Haití con esta connotación negativa, hay tantas cosas positivas que también pasan allí, pero la realidad de las personas con las que trabajo diariamente es terrorífica en este momento. En los últimos dos años, hay pandillas (gangs) que están controlando el país, y están fuertemente armadas. Han tomado el control de muchas áreas, cuando llegan a una comunidad despliegan terror, queman casas…
Mucha gente tiene que huir en mitad de la noche con sus hijos sin ningún sitio a donde ir, ¿dónde vas cuándo no tienes ningún sitio a dónde ir? A veces, llegan a casa de un familiar, pero sin absolutamente nada, porque se han quedado sin casa y sin su comunidad.
La otra realidad es que actualmente hay más secuestros en Haití que en cualquier otro sitio del mundo. Mucha de la población está traumatizada, cuando sales a trabajar o sales de tu casa no sabes si sobrevivirás a ese día, es una constante preocupación por tus seres queridos. Todo el mundo ha visto o tiene a alguien que ha sido secuestrado, asesinado, amenazado con armas. Conocemos a gente que han secuestrado y todavía no han sido liberadas.
Me preocupa la seguridad de la gente con la que trabajo, no me preocupa mi seguridad en concreto, aunque sé que también me puede pasar algo. Pero no puedo dejar que me supere porque no podría hacer mi trabajo.
Tenemos un programa en las montañas de Kenskoff y un centro de rehabilitación a unas dos horas cerca de la capital, cuando me subo al coche para ir de un programa al otro soy consciente de que puede pasar cualquier cosa. Somos lo más cuidadosos posible, si sabemos que han reportado disparos en un área, por ejemplo, no vamos allí.
Pero mi preocupación constante es con los trabajadores que están afuera todo el día, yo puedo decidir quedarme en el hogar de Kenskoff sin salir a los otros programas, pero los trabajadores que tenemos en el centro de rehabilitación tiene que ir y venir cada día. Muchos de ellos han sido apuntados con armas directamente, y eso te traumatiza.
>¿Cómo es ir a la escuela para los niños?
Horrible, estar en clase oyendo disparos constantemente, hacer el camino a la escuela con miedo. Las escuelas cierran y abren con frecuencia sus instalaciones.
>Hay historias diarias que son impensable ¿puedes compartir la historia de la madre con una bolsa de arroz en el autobús?
Los fines de semana hay mercados y hay muchas mujeres que van a vender sus pequeñas cosechas y conseguir otros productos básicos que no siembran en sus pequeños huertos.
En una de las áreas que está controlada por una de las gangs, pararon un autobús, apuntaron a todos los pasajeros con armas para quedarse con toda la mercancía de la gente. Una de las mujeres tenía una bolsa con arroz, levantó las manos y les dijo “¿cómo voy a poder alimentar a mis hijos ahora?” y simplemente la dispararon.
Es una historia horrible, lo peor es que estas historias se repiten cada día. Ayer mismo, uno de nuestros estudiantes fue asesinado en su comunidad, hemos llegado al punto de que es imposible contabilizar todos los asesinatos. Según la UN hay más personas asesinadas en Haití que en Ucrania ahora mismo.
>¿Cuándo vuelves a Irlanda como en este momento, tienes la sensación de estar en otro planeta?
Mi padre solía decir, la mitad del mundo no sabe la realidad de la otra mitad. Entiendo que es todo relativo, la gente de aquí tiene que quejarse de lo que no funciona en su país, es normal.
Pero cuando vives en otras situaciones tienes otra perspectiva. Por ejemplo, hoy hemos venido hasta aquí y ninguna se ha tenido que preocupar por si nos secuestraban o nos asesinaban. No estamos escuchando armas ni disparos, no se puede comparar.
Cuando vuelvo a mi casa en Irlanda aprecio absolutamente todo, estoy agradecida de poder coger un autobús, de la naturaleza, de una cantidad de cosas que no apreciaba antes, porque te das cuenta que no puedes dar por hecho nada.
Me encanta volver, pero no me quiero quedar aquí. El día antes de volver a Haití estoy igual de emocionada que la primera vez que volé allí. Amo lo que hago, amo a los niños y a las personas con las que trabajo.
>Por eso mucha gente te describe como una santa, si vivieras aquí tendrías una vida más fácil.
Pero no sería igual de feliz, la suerte en la vida es encontrar algo que disfrutes hacer y te guste. No me considero una santa, me considero una persona con suerte de haber encontrado algo en la vida que me guste y me llene tanto como lo que hago, y además estoy ayudando a la gente. Ver el progreso que tiene el trabajo que hacemos con los niños discapacitados es precioso.
>Los verdaderos santos son mis compañeros, los trabajadores, ellos son los que cada día se arriesgan y dan todo su corazón. Claro que, en comparación con Irlanda, mi vida está más en peligro, pero en comparación con los hombres y mujeres con los que trabajo, no. Imagina ser un niño con discapacidad en medio de esta crisis, es complicadísimo. Ellos son los que me inspiran cada día, y me dan la fuerza de seguir adelante.
El siguiente artículo ha sido escrito originalmente por el Padre Richard Frechette en la web de la Fundación St. Luke en Haití. Puedes leer el post original aquí. Tanto el Padre Rick como la Fundación St. Luke han sido siempre amigos y aliados para la Fundación NPH, nos unen lazos desde hace más de 30 años.
Querida familia y amigos,
Mientras escribo estas palabras, la violenta guerra de pandillas en Port Au Prince aumenta y llega a nuestro vecindario, que también es el vecindario de la embajada de los Estados Unidos. La embajada está, ahora mismo, evacuando a todo el personal que no es esencial en situación de emergencia.
En consecuencia, el hospital de St. Luke está recibiendo muchos casos de trauma y disparos de bala, especialmente desde que el hospital especializado más cercano que los estaba atendiendo ha cerrado después de un ataque armado en el hospital.
No podemos hacer que los cirujanos vengan a nuestra zona. Es una zona roja. Y al igual que muchos otros hospitales en Port Au Prince, ni siquiera podemos mantener a las personas que ya tenemos, ya que muchos huyen de Haití para criar a sus familias en un país más seguro.
No somos capaces de administrar un departamento de trauma de alto nivel. Esto quiere decir que estabilizamos las heridas de bala lo mejor que podemos y lo transferimos a un centro de cirugía privada a coste nuestro, para lo cual no tenemos presupuesto, pero debemos actuar para salvar vidas.
Nos enfrentamos a la peor crisis que hemos vivido en 34 años de misión en Haití, y las consecuencias no son sólo la desintegración de una nación y todas las instituciones que constituyen una civilización, sino que la gente está sufriendo. La peligrosa enfermedad de la desesperación nos rodea como un mar violento en un huracán.
Y, sin embargo, en medio de todo esto, estaba Raphael.
El profeta Isaías dice:
“Qué hermosas en las montañas son los pies de los que traen buenas noticias, que proclaman la paz, que traen buenas noticias, que proclaman la salvación, que le dicen a Zion:” ¡Tu Dios reina! ” (Isaías 52: 7)
Raphael tenía tales pies. Un héroe durante nuestros dos terremotos, un héroe durante el Covid, un héroe durante el cólera (dos epidemias), un héroe que rescata al herido de un disparo en un área de conflicto, un héroe en la negociación de entrega de comida y agua en poblaciones marginadas.
Un experimentado médico de emergencia que podía poner una vía en una hormiga si hubiera sido necesario, constructor de escuelas y clínicas, rescatador de los secuestrados, disponible día y noche para quien lo necesitara. Raphael mostró un liderazgo magistral durante negociaciones, calmando los niveles de tensión cuando se volvían peligrosos, llegando a acuerdos, y la lista sigue y sigue.
Bendije sus pies proféticos, sus manos, su corazón, su frente antes de colocarlo en su ataúd.
Hemos perdido uno de los pilares de nuestra misión, uno de los fundadores, uno de nuestros líderes más capaces en todas las categorías de problemas y tragedias. Hemos perdido a nuestro héroe, Raphael Louigene.
Raphael murió hace dos semanas del estrés de todas las tragedias que cargaba. Cargas que llevó con gusto por las innumerables personas vulnerables. Falleció por un derrame cerebral masivo. Por favor, únete en nuestro duelo por su pérdida, la cual es enorme. Esta noche es la última noche de nuestra oración pública por él.
Puedes leer las nueve noches de oración homenaje a Raphael en stlukehaiti.org.
Los siguientes pensamientos son para todos aquellos que están sufriendo, especialmente en aras de otro. Que sean un consuelo para cualquier persona en cualquier lugar.
“No estás aquí para encontrar el amor en todas partes, ni para ser recibido por la felicidad a cada paso, ni para ser bañado de amabilidad y gratitud a lo largo del camino, ni para permanecer para siempre jóvenes. Viniste aquí para crear amor fuera de la división, incluso fuera de la guerra, por la gracia de Dios. Su alma eterna fue creada y colocada en un marco sofocante de hueso, sangre y carne. Solo aquí puede ser forjada la fuerza interior por el dolor, se puede nutrir la sabiduría por el fracaso, puede ser la recompensa de aquellos que eligen dar amor sin mirar el costo. Tu alma lucha con las cosas amargas de la vida para conocer la dulzura de la alegría interior.
No hay un río de amor que corre tan profundo como el amor forjado a través de una batalla del corazón, ninguna fuerza tan poderosa como la lucha por las manos del mal a través de la resolución desafiante, no hay sabiduría como lo ganado al tropezar en la oscuridad, de pie nuevamente, tropezando y caminando de nuevo, y otra vez. Todo lo bueno, todo lo que tiene significado, puede ser tuyo por tu amor sacrificial, apilado por la misericordia de Dios”.(Rabino Tzvi Freeman)
Trabajamos para esto; esperamos esto:
Luego vi “un cielo nuevo y una tierra nueva”, para el primer cielo y la primera tierra había fallecido, y ya no había mar. Vi la Ciudad Santa, la Nueva Jerusalén, saliendo del cielo de Dios, preparada como una novia bellamente vestida para su esposo. Y escuché una voz fuerte del trono diciendo: “¡Mira! La vivienda de Dios ahora se encuentra entre la gente, y él habitará con ellos. Serán su pueblo, y Dios mismo estará con ellos y será su Dios. ‘Se limpiará cada lágrima de sus ojos. No habrá más muerte, luto, llanto o dolor, ya que el antiguo orden de las cosas ha fallecido”.
El que estaba sentado en el trono dijo: “¡Estoy haciendo todo nuevo!” Luego dijo: “Escribe esto, porque estas palabras son confiables y verdaderas”. Me dijo: “Está hecho. Soy el alfa y el omega, el comienzo y el final. A la sed, daré agua sin costo de la primavera del agua de la vida”. Aquellos que son victoriosos heredarán todo esto, y yo seré su Dios y ellos serán mis hijos “. (Revelaciones 21: 1-27)
Tuve la suerte de estar con Raphael cuando murió. Luchamos para estabilizarlo, para transportarlo a EE. UU., para seguir las recomendaciones que nos daban a través de facetime equipos en Haití y EE. UU. Sostuve su brazo cuando murió, y mi mano descansó sobre su cabeza en oración. No tengo hijos propios, pero a menudo me llaman “padre”.
En ese momento, realmente sentí que era padre. Sentí lo que debía ser perder un hijo.
Raphael, como él mismo explicó en muchas ocasiones, creció en una vida rodeada de crimen. No pudo evitar dónde nacer y crecer. Comencé a trabajar como sacerdote y médico en su área, con los Hermanos de la Madre Teresa, en 1999 cuando él tenía 17 años. Raphael buscaba algo más para su vida, aparte de ser condenado al crimen.
Padre Rick, Raphael y otros trabajadores de St. Luke llevando suministros a áreas remotas
Jesús dice que algunas semillas caen entre las espinas, algunas en suelo poco profundo, en algún lugar que las aves están forjando y algunas son enviadas a suelos fértiles. Las semillas caen donde pueden, pero las personas eligen espinas o suelos tóxico. O eligen la rica cultura del amor.
Raphael se liberó de espinas y entornos tóxicos. Comenzó a trabajar con nosotros por un futuro diferente. Su evolución fue increíble. Sin embargo, se mantuvo atado a los que se ahogan en sus entornos tóxicos, esperando a que las elecciones para su liberación pudieran ser posibles.
Durante 25 años trabajó a mi lado, muriendo a los 41 años. Traje a Raphael y a muchos de nuestro personal haitiano a mi mundo, muchos de vosotros lo conocíais a él y a muchos otros.
Participamos en una maratón por la paz en Belén, recaudamos fondos en Italia, España, Alemania, visitamos África e India. Raphael también me trajo a rincones remotos y alejados, tanto a las bellas montañas de Jacmel de donde él era hasta a las condiciones indescriptibles de los marginados en Port Au Prince.
A medida que Haití se volvía cada vez más violento, muchas veces en los últimos tres años traté de convencer a Raphael para que llevara a sus hijos a Estados Unidos y se quedara allí con ellos. Pero él no quería dejar a Haití. ¿Qué sería de Haití si todos se fueran? – preguntaba él.
Pero en concreto me dijo que no dejaría Haití si yo no dejaba Haití … Hizo de su misión protegerme y yo me propuse protegerlo.
Así que trabajamos juntos y fuimos juntos a encarar peligros: liberar a personas secuestradas, rescatar a heridos, tratar de negociar la paz.
Juntos también recogimos muchos cuerpos brutalizados, algunos tan destrozados que sólo pudimos levantarlos con una pala. Los sacamos de las calles para protegerlos, en especial a los niños, lejos de los cerdos y perros hambrientos que se los comen, para enterrarlos con cierta dignidad.
Pero en los últimos dos años, cada vez que hacíamos esto me enfermaba, me imaginaba que un día me llamarían para recuperar el cuerpo de Raphael de esta manera, o él recuperaría el mío. Cuando murió en el hospital que él ayudó a construir, y con nosotros a su lado, estuve muy agradecido por la forma en que Raphael murió. Una buena muerte. Rápida y pacífica. Con oración.
Es extraño estar en un país donde cuando pierdes un amigo, de repente te alegra que no haya sido masacrado. Después de que Raphael muriera, cuando tuvimos que viajar a través de violentas pandillas para visitar a su madre, pasamos por áreas peligrosas sin ningún problema porque estas pandillas también estaban honrando a Raphael, a pesar de todos sus esfuerzos humanitarios en sus áreas, bebimos café amargo con su madre, Fifi, una tradición cuando uno está de luto.
Fifi de repente me dijo que estaba muy contenta de cómo había muerto Raphael. También tenía miedo de lo que yo tenía miedo. Me dijo que le daba fuerza y paz que Raphael muriera mientras yo sostenía su mano y rezaba por él, con muchos de nosotros a su alrededor. Esto dice mucho sobre el estado del país.
Padre Rick tomando café amargo con Fifi, la mama de Raphael
Cuando Raphael murió, muchos perdieron un verdadero padre, y muchos otros perdieron a un hermano. Todos perdimos a un amigo atesorado. Y al igual que Fifi y los ancianos de su familia, perdí a un hijo querido.
“Desnudo vine del vientre de mi madre, y desnudo volveré; El Señor dio, y el Señor se ha quitado; Bendito sea el nombre del Señor “. (Job 1:21)
Estamos eternamente agradecidos por su vida, y contamos con su ayuda en el cielo. Os aseguro que, siguiendo el sueño de Dios por la humanidad, para el mundo, para Haití, y fortalecido por el ejemplo de Raphael, nos comprometemos a involucrarnos con mayor fuerza para ser solidarios con las personas en momentos tan difíciles, totalmente convencidos de que veremos mejorar a Haití con la ayuda de Dios.
Que el alma de Raphael Louigene, y las almas de todos los fieles que han partido a través de la misericordia de Dios, descansan en paz.
Fr Richard Frechette | Port Au Prince | 30 de julio de 2023
Jean Max es un joven radiólogo que estudió medicina con especialidad en radiología con una beca procedente de la fundación NPH en España, con fondos que se recibieron durante el terremoto del 2010 en Haití. Jean Max estaba decidido a ayudar a su país, pero quería estar preparado para hacerlo, así que decidió estudiar en una de las pocas universidades que quedaron en pie en Puerto Príncipe tras esta catástrofe humanitaria.
Hace unos años que trabaja como radiólogo en Puerto Príncipe, desde el St. Damien Pediatric hospital, interpretando y ofreciendo diagnósticos en el área de maternidad y ginecología, entre otras áreas. Se siente feliz de poder contribuir a mejorar las condiciones de vida de su país.
Jean Max ha sufrido en primera persona lo que muchos haitianos han experimentado tras el terremoto del pasado 14 de agosto, la angustia de saber si una parte de su familia que vivía en el sud oeste del país había sobrevivido al seísmo, concretamente en la zona de Les Cayes, pero en el campo, en Perenie.
La pérdida de todo
Casa de la familia de Jean Max
Las primeras noticias que recibió fueron que sus tíos habían perdido su casa, así como sus pertenencias personales, todo cuanto habían cosechado durante su vida. Jean Max recibió la noticia del fallecimiento de un tío suyo durante el terremoto.
Un gang impide la visita
Días más tarde, decidió desplazarse junto a un primo y un tío suyo a Perenie, para visitar y apoyar a su familia, pero no pudo alcanzar a verlos, debido a la presencia de un gang que controla la ruta terrestre a Les Cayes, a nivel de Martissant. “Nos impidieron el paso a la zona damnificada, donde se encuentra mi familia, una verdadera catástrofe”, explica Jean Max.
Tras comunicarse con ellos por teléfono, ha podido comprobar, con las imágenes que le han enviado por WhatsApp, que su familia lo ha perdido todo: vivienda, jardín, animales, y enseres personales.
Casa de la familia de Jean Max
Necesitan un refugio donde vivir y resguardarse de las tormentas tropicales, sábanas, una nueva casa, y todo lo necesario para recuperar su vida. Emocionalmente han sufrido la pérdida de un ser querido, y esto lo tendrán que gestionar como puedan en estos momentos de emergencia humanitaria.
La ayuda todavía por llegar
Se encuentran sobreviviendo en el campo, en la zona de Perenie, una zona aislada de la ayuda internacional ya que esta está llegando, pero principalmente a las grandes ciudades, como Jeremies y Les Cayes.
Esperan que NPH Haití pueda apoyarlos a recuperar su trágica situación personal, provocada por el terremoto del pasado 14 de agosto. NPH Haití está evaluando la situación en la que se encuentran decenas de familias como las de Jean Max, para llevar nuestra ayuda con la máxima celeridad posible, dadas las circunstancias.
Más de 1.5 millones de damnificados siguen viviendo situaciones dramáticas similares, y están esperando nuestra ayuda.
El padre Enzo es sacerdote pasionista, quien vivió 5 años en Haití a partir del 2014, para ofrecer asistencia espiritual y programas de formación a los niños, jóvenes y familias más vulnerables de Haití. Colaboraba muy activamente con la Fundación St. Luke y NPH Haití. A raíz del terremoto regresó a Haití para ayudar a los damnificados por el seísmo.
Queridos amigos,
Como todos sabéis, el pasado 14 de agosto, el suroeste de Haití fue golpeado por un terremoto de magnitud 7,2. Inmediatamente empaqué mis cosas y tomé el primer vuelo disponible para bajar y tratar de dar asistencia a este país que ha sido mi hogar durante 6 años.
Padre Enzo con un niño haitiano
El 16 de agosto, junto con el padre Rick Frechette, un sacerdote, un médico y miembros haitianos de la Fundación San Luke para Haití, fuimos a la zona de Les Cayes para evaluar la situación y entregar suministros médicos a los heridos.
Bloqueos de calles por gangs
El viaje en sí fue un reto. Desde Puerto Príncipe hasta Les Cayes hay que conducir a través de Martissant, una zona controlada por gangs. Parece una zona de guerra, con coches quemados bloqueando las calles, y vehículos blindados de la policía a lo largo de la carretera principal intentando proteger el paso.
“Somos víctimas”
Una vez que pasamos Martissant, pensamos que el resto del viaje iba a ser seguro. En cambio, nos encontramos con otros tres bloqueos de carretera hechos con ramas y piedras en Aquin, Saint-Luis-du-Sud y Cavaillon. Hombres armados con carteles que decían “nou se victim” (somos víctimas) rodearon nuestros coches en busca de comida y dinero.
Aunque pudimos pasar porque vieron que sólo llevábamos material médico, no se permitió el paso a los vehículos de la OMS y el UNICEF.
En cada control de carretera nos deteníamos y caminábamos para hablar con cada grupo y escuchar sus necesidades y razones. No es fácil de explicar, pero uno de los puntos principales era que toda la ayuda va siempre a los principales centros urbanos y apenas llega a los lugares remotos.
Un grito desesperado
Intentamos decirles que esta forma de actuar no es ciertamente la solución, pero pude entender su grito desesperado y les prometimos que intentaríamos ayudar a los afectados por el terremoto también en esas zonas más rurales.
Devastación en el campo
El cartel “nou se victim” sigue presente en mi mente. Después de llegar a Les Cayes y entregar material médico a las clínicas locales, decidimos adentrarnos en las montañas hasta llegar a lugares a los que sólo se puede llegar en mula o a pie. Mientras atravesábamos las montañas nos dimos cuenta de lo fácil que es dejarse engañar por lo que parece desde la carretera principal y los centros. Nos encontramos con lugares en los que el terremoto y la tormenta han provocado desprendimientos en las casas mal construidas (normalmente hechas sólo con algo de madera y barro), están totalmente destruidas y arrastradas por la corriente, y, lo que es más sorprendente, vimos de primera mano las numerosas víctimas y heridos entre los habitantes.
También me conmovió la historia de una niña que quedó enterrada en los escombros hasta el cuello y cómo los vecinos pudieron sacarla con las manos desnudas bajo la lluvia torrencial.
Lo que más necesitan y desean con urgencia es un techo.
Padre Enzo
Al hablar con muchas personas nos dimos cuenta de que lo que más necesitan y desean con urgencia es un techo. En estas situaciones, el enfoque más humanitario de la ayuda no es necesariamente médico, y no se trata de construir ciudades de tiendas de campaña, sino de ayudarles a poner techos a sus casas existentes.
También he estado en contacto diario con monseñor Decoste, obispo de Jeremie, y he podido visitarle, así como más lugares afectados por el terremoto.
Serví aquí durante dos años para ayudar después del huracán Mathew en 2016 y me rompió el corazón ver cómo todo parecía como si las cosas volvieran a su sitio después de ese huracán.
Muchas iglesias, centros parroquiales, escuelas y clínicas quedaron completamente destruidas.
El Obispo está buscando la manera de reconstruirlos porque estos lugares son más que lugares de culto, de atención a los enfermos y de educación: son signos de esperanza que fomentan la solidaridad entre los ciudadanos y les permiten sobrevivir y prosperar por sí mismos.
Quiero expresar mi profunda gratitud a quienes se pusieron en contacto conmigo para preguntarme por la situación y asegurarme sus oraciones.
Los haitianos no se rinden
A pesar de la nueva ola de COVID, del asesinato del presidente, de la escalada de la delincuencia y los secuestros, del cansancio económico por el alto coste de la vida, del terremoto, de la tormenta tropical, nuestros hermanos y hermanas haitianos nunca se rinden y siempre me sorprende su esperanza y su gratitud hacia Dios.
Con la pérdida de sus hogares y de sus vidas, a la pregunta “¿Cómo estás?”, su respuesta es siempre “Gras a Dye” (Gracias a Dios). A veces podemos olvidar lo bendecidos que somos y que debemos estar agradecidos a Dios.
Estoy seguro de que una muy buena manera sería ayudando a nuestros hermanos y hermanas haitianos.
Seguimos atendiendo a los heridos por el terremoto
Las dificultades son muy adversas para hacer llegar la ayuda a los damnificados por el terremoto, y las causas son diversas: carreteras y puentes derrumbados o en muy mal estado dificultan el acceso a las zonas más afectadas.
Bebé herido recibiendo atención de NPH
La presencia de gangs, dispersos por la capital, Puerto Príncipe, y en las zonas donde hay más damnificados, Jeremies y Les Cayes, suponen una dificultad añadida. Por último, la tormenta Grace que está azotando la zona del sudoeste del país, dificulta la ayuda humanitaria.
A pesar de las difíciles circunstancias adversas, estamos haciendo llegar las donaciones que nos llegan desde España, a través de nuestra organización local, NPH Haití, que está también vinculada con la Fundación St. Luke.
Atención a plazo corto y largo
Hemos podido acceder al sud oeste del país, el epicentro del terremoto, vía terrestre (con vehículos preparados para soportar dificultoso) y por mar. Hemos podido atender a los enfermos, a los heridos, con medicinas, suministros médicos, agua, alimentos, abrigo, apoyo psicológico, etc.
Tu ayuda, camino a los damnificados
Al mismo tiempo, preparamos un plan de ayuda para los afectados, a medio largo plazo (reconstrucción de viviendas, sembrar semillas y reconstruir el campo como forma de vida perdurable para los afectados). Hemos atendido a las personas afectadas que nos hemos ido encontrando por el camino, y en la zona más damnificada.
Los haitianos son un pueblo acostumbrado al sufrimiento y a sostener la esperanza, pero necesitan de nuestro apoyo ante esta nueva catástrofe humanitaria.
Personal local comprometido con su país
Nuestras entidades locales (NPH Haití y la Fundación St. Luke) están compuestas por personal local haitiano, profesional y humano, con un alto nivel de compromiso con su país y sus comunidades.
Necesitados de todas las edades reciben ayuda de NPH
Cuenta con la experiencia necesaria sobre el terreno, 35 años desarrollando programas de educación, salud, nutrición y desarrollo comunitario, sin olvidar las emergencias humanitarias, que mejoran la vida de más de 100.000 haitianos cada año.
El personal que integra NPH Haití y la Fundación St. Luke, lo componen haitianos que hablan la lengua oficial del país, francés y creole. Esto que facilita enormemente la comunicación con las comunidades que están sufriendo las consecuencias del terremoto, la atención sobre los enfermos, los heridos, los damnificados, pudiendo apoyar y acompañar a las familias que han perdido a seres queridos y que necesitan de nuestra comprensión. Pero hablar la lengua local permite planificar las ayudas de hoy y las del mañana.
El personal de NPH y la Fundación St. Luke, ha demostrado en estos 35 años de presencia en Haití, un compromiso con el pueblo de Haití, que ha permitido un reconocimiento de la propia comunidad haitiana hacia estas 2 organizaciones humanitarias, totalmente entregadas en cuerpo y alma a las personas más vulnerables de Haití.
35 años de experiencia: punto de partida esencial
35 años permiten disponer de un conocimiento de la realidad del país y saber moverse por él aún en circunstancias excepcionales adversas como esta nueva catástrofe humanitaria, que se suma a la crisis política, social y económica que afecta a sus más de 11 millones de habitantes.
Los fondos y las donaciones recibidas desde España, se gestionan directamente por Nuestros Pequeños Hermanos, NPH Haití y la Fundación St. Luke, de forma eficiente y permiten salvar vidas en una situación como esta, y mejorar las condiciones de vida de sus habitantes a corto, medio y largo plazo.
Gracias por tu compromiso
Pero todo esto es únicamente posible gracias al compromiso de una sociedad española volcada con esta nueva catástrofe humanitaria de consecuencias todavía impredecibles.
Desde NPH, seguiremos acompañando a los haitianos, seguiremos comprometidos con los niños, los jóvenes, las familias y las comunidades más vulnerables de este país, en momentos de desesperanza, en momentos de tragedias y emergencias humanitarias como las actuales, pero también cuando estas no existan y la sociedad se olvide de que Haití y su gente nos sigue necesitando.
Gracias por vuestras ayudas. No os olvidéis de Haití. Y seguir donando por favor.
Primeras ayudas para los damnificados por el sismo de Haití
Los muertos ya ascienden a más de 1800, mientras que los heridos superan la cifra de los 5.000, y ya se habla de 1.5 millones de haitianos damnificados localizados en las regiones del suroeste de Haití, especialmente en Jeremie y Les Cayes.
Cargando suministros para los afectados por el seísmo
Siguen las tareas de rescate buscando supervivientes. Zonas afectadas han quedado devastadas (edificios, hospitales, escuelas, iglesias, viviendas). Hay miedo, ansiedad, a nuevos temblores, y muchos haitianos duermen en medio de la oscuridad por miedo a nuevos temblores. Las ciudades, pero también el campo, han sido gravemente afectados y la población pide a gritos, la ayuda internacional. Y estas cifras no hacen más que aumentar a cada momento.
NPH entrega ayuda
Nuestra ayuda de emergencia trata de cubrir las necesidades más básicas de los afectados: agua, alimentos, abrigo, refugio, medicinas, suministros médicos, atención médica y psicológica, gasolina para garantizar el traslado de heridos en nuestras ambulancias, así como el transporte terrestre de artículos de primera necesidad para los afectados.
El compromiso de la Fundación NPH
Las primeras intervenciones de coordinación de la ayuda internacional nos han llevado a tomar las siguientes decisiones.
La Fundación NPH en España destinará inicialmente los fondos que reciba para la ayuda de emergencia, a NPH Haití y la Fundación St. Luke, y muy concretamente, a la atención médica desde el St. Damien pediatric hospital y el St. Luke hospital para adultos, centros sanitarios de referencia en todo el país.
50 camas de St. Luke dedicadas a heridos
El hospital St. Luke ha reservado 50 camas para acoger a los primeros 50 heridos graves, transportados en avión desde Les Cayes y Jeremie. La gran mayoría de heridos graves trasladados hasta hospitales que se encuentran en Pto. Príncipe, están acudiendo a nosotros para obtener tomografías computarizadas y radiografías gratuitas.
Suministros médicos para hospitales locales
Gracias a los contactos de la Fundación St. Luke en la zona afectada de Les Cayes y en St. Antoine de Jeremie, estamos llevando suministros médicos a los escasos hospitales que existen en las principales ciudades damnificadas. Esta ayuda continuará durante el tiempo que sea necesario.
Presencia local de NPH
El equipo médico local de la Fundación St. Luke, denominado “SKALA”, sigue apoyando a la población damnificada con clínicas temporales en forma de campamento, en las zonas de Les Cayes y Camp Perin, suministrando lo necesario para atender a la población afectada.
Apoyo a zonas aisladas
Estamos localizando a médicos que están atendiendo a los heridos, en zonas que han quedado aisladas como Duchity, Pestel, Baraderes, y Petit Trou. Suministraremos la ayuda médica necesaria para atender a los heridos.
A través del obispo Dumas, en el área de Anse a Veau, y del obispo Decostes en la zona de Jeremie, estamos viendo cómo llevar y distribuir ayuda de emergencia a los afectados.
Un techo para 250 familias
Tras una fase de introspección en las regiones más afectadas, hemos detectado que los damnificados necesitan con urgencia un techo en el que cobijarse durante el día y la noche, especialmente ahora que vendrán las tormentas tropicales. Estamos seleccionando a las familias más vulnerables afectadas por el terremoto, en Petit Trou de Nippes. Los techos serán de material de láminas de aluminio y madera. Nos centraremos en llevar ayuda de emergencia a personas damnificadas que viven en el campo, alejadas de las grandes ciudades, donde la ayuda llega en menor proporción. La ayuda internacional llega primero a las grandes ciudades, así que nos centraremos en llevar nuestra ayuda al campo, en las zonas rurales alejadas de la ayuda internacional. Nuestro objetivo inicial es apoyar a las primeras 250 familias vulnerables.
Familias de NPH afectadas
Muchos de nuestros equipos locales que trabajan en el programa Kay Germain para niños y adultos con necesidades especiales, tienen familias que lo han perdido todo durante el terremoto porque vivían en las zonas afectadas. Necesitan nuestro apoyo en forma de alimentos, abrigo, refugio y agua. Vuestras ayudas también contribuirán a cubrir las necesidades de al menos 15 familias.
Seguimiento del impacto
Cada euro recaudado desde la Fundación NPH en España para la ayuda de emergencia será destinada íntegramente a la población damnificada por el terremoto y nos comprometemos a hacer un seguimiento del impacto alcanzado en la población vulnerable atendida.
Condiciones difíciles para entregar ayuda
Las complicaciones para llevar la ayuda internacional a los afectados son máximas: escasez de suministros, carreteras cortadas y/ó en mal estado, control de gangs, difícil coordinación internacional, escasez de personal cualificado ante el drama humanitario, violaciones de derechos humanos de los niños, etc…
NPH tiene la capacidad
Pero los 35 años de experiencia en Haití y haber vivido situaciones de emergencia similares, como el terremoto del 2010, nos confieren la capacidad necesaria para llevar vuestras donaciones a los damnificados de Haití, de forma segura y eficiente, como siempre hemos hecho en él pasado. No podemos olvidarnos que todo esto es gracias a que contamos con un personal local, haitiano, fiel y comprometido con la misión de NPH en Haití. Un compromiso con la comunidad, que incluso, algunos, han pagado con su propia vida.
Tu parte en este drama humanitario
Necesitamos vuestras donaciones ante este gran drama humanitario, agravado por las lluvias y tormentas tropicales que llegan a Haití esta semana.
Un nuevo terremoto de 7,2 grados en la escala de Richter ha azotado el oeste del país, concretamente en su región sur, en la zona de Jeremies y Les Cayes muy especialmente. Al igual que sucedió en el terremoto del 2010, los fallecidos van aumentando con el paso de las horas, y la cifra inicial de 29 muertos ha pasado en apenas unas horas a los más de 1.297 fallecidos. Se cuentan, además, más de 5.700 heridos de diversa gravedad, un número desconocido de desaparecidos y edificios y viviendas derrumbadas por completo.
Haití afronta 10 años después del fatídico seísmo del 2010, que azotó a todo un país con más de 200.000 muertos y más de 300.000 heridos, un nuevo desastre natural de consecuencias impredecibles, que se suma a una grave crisis política, económica y social que se ha ido agravando desde finales del 2019 hasta nuestros tiempos.
NPH atiende a la población
Nuestros programas en Haití están bien y no han sufrido daños. Los niños acogidos en el hogar Kay St. Hèléne en Kenscoff, los jóvenes del programa Don Bosco, los niños y adultos con necesidades especiales del programa Kay Germain y nuestro hospital pediátrico infantil St. Damien siguen en pie atendiendo a la población más vulnerable de Puertto Príncipe, y la que podamos recibir de las regiones damnificadas. Más de 90.000 niños y jóvenes serán atendidos en este 2021.
Hospitales locales desbordados
Los hospitales localizados en el sur oeste del país, damnificados por el terremoto, están absolutamente desbordados con enfermos, heridos y fallecidos por el seísmo, y nuestros equipos locales de NPH en Haití, y la Fundación St. Luke, están evaluando acciones para apoyarlos.
35 años de experiencia en Haití
35 años en Haití y un fuerte compromiso de la organización NPH a nivel local e internacional, avalan nuestra experiencia sobre el terreno para actuar en situaciones de emergencia dramáticas como las actuales, de forma eficiente, y con la transparencia necesaria para transmitir la confianza a nuestros donantes de que las ayudas que se reciban serán bien gestionadas.
Así es como durante el terremoto del 2010, NPH Haití pudo asistir a la población vulnerable poniendo los recursos necesarios para devolver la dignidad al pueblo de Haití, aun en circunstancias claramente adversas, aún cuando el mundo se olvidó del drama de Haití tres meses posteriores al devastador seísmo.
Nuestro compromiso frente a la adversidad
Nuestro compromiso es de tal magnitud, que seguiremos acompañando a los haitianos hasta que recuperen unas condiciones de vida dignas, como así hemos hecho en estos últimos 35 años, sin importarnos las adversidades que hemos debido afrontar durante los desastres naturales que se han ido repitiendo a lo largo de estos tiempos, a pesar de las crisis políticas, económicas, sociales, a pesar de la presencia de gangs en los barrios de la capital Pto. Príncipe, a pesar de las devaluaciones de la moneda local (el gourde), de las hambrunas generalizadas, la desnutrición infantil, las dificultades para encontrar medicinas y oxígeno, y a pesar de una diáspora haitiana que ha provocado la emigración de profesionales sanitarios a los países vecinos, tratando de buscar una mejor vida (EEUU y República Dominicana, entre otros).
Dadas las circunstancias excepcionales en las que nos encontramos, y siguiendo las recomendaciones sanitarias oficiales, esta trabajando remotamente hasta nuevo aviso.
Nuestro programa de Padrinos, Socios, Donaciones y Empresas, sigue funcionando con normalidad por email ó telefónica, mira aquí nuestros datos de contacto:
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