“Cuando sales a trabajar no sabes si sobrevivirás a ese día” – Gena Heraty sobre Haití

UNICEF reporta que, en los primeros seis meses de 2023, se han reportado casi 300 casos de secuestro, el triple que en 2021. En la mayoría de los casos, los niños y las mujeres son secuestrados por grupos armados y se usan para ganancias financieras o tácticas. Las víctimas que logran regresar a casa lidian con profundas cicatrices físicas y psicológicas, posiblemente durante muchos años.

La situación general en Haití es catastrófica. Hoy, aproximadamente 5,2 millones de personas, o cerca de la mitad de toda la población, requieren asistencia humanitaria, incluidos casi tres millones de niños. A medida que la violencia continúa devastando vidas inocentes, la Fundación NPH se mantiene firme en su compromiso de brindar ayuda crítica y apoyo a los niños y niñas de Haití que se ven afectados por esta crisis humanitaria.

Una de las personas que vive el día a día de la crisis es Gena Heraty, quien hace 30 años se fue a Haití para empezar el proyecto de necesidades especiales. Gena lidera un programa que incluye un hogar residencial para niños y adultos con discapacidad, centros de rehabilitación para niños, adultos y sus familias, educación y atención social y el único centro de formación en terapia de Haití.

ENTREVISTA A GENA EN RADIO RTE

Hace unas semanas Gena fue entrevistada en RTE Radio, una estación popular de Irlanda, durante una visita breve a su país. Las desgarradoras palabras de Gena muestran un Haití sumido en una situación de violencia constante.

Te traemos la transcripción traducida de la entrevista, que también puedes escuchar en su formato original aquí: https://www.rte.ie/radio/radio1/clips/22261732/

>Tu historia es extraordinaria, explícanos un poco como llegas a Haití con solo 23 años

Siempre me intereso poder ir a algún lugar y hacer cooperación al desarrollo, aunque no estaba segura de donde podía ir. Cuando finalice mis estudios en la Universidad de Limerick, me involucre con una organización en Irlanda y me sugirieron hacer un voluntariado con ellos en un Centro Comunitario llamado Dublin Simon Community, y me encantó. Mientras estaba en este voluntariado estuve buscando oportunidades en otras partes.

Crecí en una parte rural de Irlanda, allí siempre teníamos revistas y misionarios que venían nuestras comunidades, y desde joven siempre supe que era algo que me gustaría hacer.

>¿De dónde eres exactamente?

Soy de Carrarevaugh, una pequeña zona del condado de Mayo. Crecí en una granja, recuerdo una infancia muy bonita con mis 11 hermanos.

>¿Eres la hermana mayor?

Soy el número 10

>Eventualmente acabas en Haití cuidando de niños con necesidades especiales, ¿cómo llegas allí?

La organización en la que trabajo se llama Nuestros Pequeños Hermanos (NPH). Cuando estaba en Dublín, una de las voluntarias había vuelto a pasar sus vacaciones en Dublín y me explicó “tenemos un hogar con niños que han sido abandonados, niños que han vivido situaciones muy difíciles, y tenemos niños con discapacidad y nos gustaría tener un hogar para ellos”. Me preguntó si me gustaría irme a trabajar con ellos, y le dije un rotundo sí, aunque no tenía experiencia.

Llegué a Haití, conocí a los niños, y desde el primer día supe que ese iba a ser mi hogar.

Los niños con discapacidad son abandonados, normalmente en hospitales. En Haití no hay servicios sociales. Imagina una familia con un niño con discapacidad grave sin acceso a servicios médicos, sin silla de ruedas, sin ayuda… así que muchas veces son abandonados. Pero no los abandonan porque los padres no les importe, sino porque no tienen los recursos necesarios.

Muchos de estos niños acaban en nuestra organización. El programa empezó a crecer y también empezamos a ofrecer más servicios para los padres. Mi regla desde el principio fue “¿si estuviera en la piel de estos niños, que me gustaría?” y con la respuesta hemos ido ampliando los servicios educacionales, de rehabilitación, servicios médicos.

>¿Cómo se financia el trabajo que hacéis, especialmente con la situación en Haití?

Para poner en contexto la situación de Haití, es un país que nunca ha tenido un gobierno estable o un gobierno que funcione como esperamos desde Europa que un gobierno funcione. Así que no recibimos nada del gobierno de Haití, para hacerte una idea, el gobierno ni siquiera financia sus propios hospitales.

Nos financiamos con las aportaciones de varios países que recaudan fondos para NPH, donaciones de Irlanda, de Europa, de Estados Unidos. Cuando yo vuelvo a Irlanda siempre hay gente que me ayuda con donaciones y siempre quedo sorprendida con la generosidad de la gente, especialmente cuando vuelvo a mi pueblo. Muchos han estado ayudando en cada paso que he dado, y es fantástico sentir el apoyo de estas personas cuando estoy en Haití.

>¿Hay alguna oportunidad de grupos de ayuda que pueden ir?

Solíamos recibir a voluntarios, grupos magníficos que venían a ayudarnos, pero actualmente la situación es tan complicada y peligrosa que no podemos recibirlos, no podemos garantizar su seguridad. Así que desde hace un tiempo no hemos podido recibir a ningún grupo de voluntarios.

>Hace poco escribiste un texto que se titulaba “es imposible hablar de Haití” donde describes algunas de las horribles situaciones que estáis viviendo allí, los secuestros y asesinatos.

Primero de todo no me gusta presentar a Haití con esta connotación negativa, hay tantas cosas positivas que también pasan allí, pero la realidad de las personas con las que trabajo diariamente es terrorífica en este momento. En los últimos dos años, hay pandillas (gangs) que están controlando el país, y están fuertemente armadas. Han tomado el control de muchas áreas, cuando llegan a una comunidad despliegan terror, queman casas…

Mucha gente tiene que huir en mitad de la noche con sus hijos sin ningún sitio a donde ir, ¿dónde vas cuándo no tienes ningún sitio a dónde ir? A veces, llegan a casa de un familiar, pero sin absolutamente nada, porque se han quedado sin casa y sin su comunidad.

La otra realidad es que actualmente hay más secuestros en Haití que en cualquier otro sitio del mundo. Mucha de la población está traumatizada, cuando sales a trabajar o sales de tu casa no sabes si sobrevivirás a ese día, es una constante preocupación por tus seres queridos. Todo el mundo ha visto o tiene a alguien que ha sido secuestrado, asesinado, amenazado con armas. Conocemos a gente que han secuestrado y todavía no han sido liberadas.

Es un momento muy complicado, de mucha violencia.

Crisis humanitaria en Haiti | NPH Spain
LEE EL TESTIMONIO DEL PADRE RICK SOBRE LA CRISIS EN HAITÍ >>

>¿Te preocupa tu seguridad?

Me preocupa la seguridad de la gente con la que trabajo, no me preocupa mi seguridad en concreto, aunque sé que también me puede pasar algo. Pero no puedo dejar que me supere porque no podría hacer mi trabajo.

Tenemos un programa en las montañas de Kenskoff y un centro de rehabilitación a unas dos horas cerca de la capital, cuando me subo al coche para ir de un programa al otro soy consciente de que puede pasar cualquier cosa. Somos lo más cuidadosos posible, si sabemos que han reportado disparos en un área, por ejemplo, no vamos allí.

Pero mi preocupación constante es con los trabajadores que están afuera todo el día, yo puedo decidir quedarme en el hogar de Kenskoff sin salir a los otros programas, pero los trabajadores que tenemos en el centro de rehabilitación tiene que ir y venir cada día. Muchos de ellos han sido apuntados con armas directamente, y eso te traumatiza.

>¿Cómo es ir a la escuela para los niños?

Horrible, estar en clase oyendo disparos constantemente, hacer el camino a la escuela con miedo. Las escuelas cierran y abren con frecuencia sus instalaciones.

>Hay historias diarias que son impensable ¿puedes compartir la historia de la madre con una bolsa de arroz en el autobús?

Los fines de semana hay mercados y hay muchas mujeres que van a vender sus pequeñas cosechas y conseguir otros productos básicos que no siembran en sus pequeños huertos.

En una de las áreas que está controlada por una de las gangs, pararon un autobús, apuntaron a todos los pasajeros con armas para quedarse con toda la mercancía de la gente. Una de las mujeres tenía una bolsa con arroz, levantó las manos y les dijo “¿cómo voy a poder alimentar a mis hijos ahora?” y simplemente la dispararon.

Es una historia horrible, lo peor es que estas historias se repiten cada día. Ayer mismo, uno de nuestros estudiantes fue asesinado en su comunidad, hemos llegado al punto de que es imposible contabilizar todos los asesinatos. Según la UN hay más personas asesinadas en Haití que en Ucrania ahora mismo.

>¿Cuándo vuelves a Irlanda como en este momento, tienes la sensación de estar en otro planeta?

Mi padre solía decir, la mitad del mundo no sabe la realidad de la otra mitad. Entiendo que es todo relativo, la gente de aquí tiene que quejarse de lo que no funciona en su país, es normal.

Pero cuando vives en otras situaciones tienes otra perspectiva. Por ejemplo, hoy hemos venido hasta aquí y ninguna se ha tenido que preocupar por si nos secuestraban o nos asesinaban. No estamos escuchando armas ni disparos, no se puede comparar.

Cuando vuelvo a mi casa en Irlanda aprecio absolutamente todo, estoy agradecida de poder coger un autobús, de la naturaleza, de una cantidad de cosas que no apreciaba antes, porque te das cuenta que no puedes dar por hecho nada.

Me encanta volver, pero no me quiero quedar aquí. El día antes de volver a Haití estoy igual de emocionada que la primera vez que volé allí. Amo lo que hago, amo a los niños y a las personas con las que trabajo.

Estudiantes de Kay Germaine bailindo
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>Por eso mucha gente te describe como una santa, si vivieras aquí tendrías una vida más fácil.

Pero no sería igual de feliz, la suerte en la vida es encontrar algo que disfrutes hacer y te guste. No me considero una santa, me considero una persona con suerte de haber encontrado algo en la vida que me guste y me llene tanto como lo que hago, y además estoy ayudando a la gente. Ver el progreso que tiene el trabajo que hacemos con los niños discapacitados es precioso.

>Los verdaderos santos son mis compañeros, los trabajadores, ellos son los que cada día se arriesgan y dan todo su corazón. Claro que, en comparación con Irlanda, mi vida está más en peligro, pero en comparación con los hombres y mujeres con los que trabajo, no. Imagina ser un niño con discapacidad en medio de esta crisis, es complicadísimo. Ellos son los que me inspiran cada día, y me dan la fuerza de seguir adelante.

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