El 1 de marzo, Día de la Cero Discriminación, celebramos el derecho de todos a vivir una vida plena y productiva, y a vivirla con dignidad.
El Día para la Cero Discriminación pone de relieve cómo las personas pueden informarse y promover la inclusión, la compasión, la paz y, sobre todo, un movimiento para el cambio. Este año se celebra el décimo aniversario del Día para la Cero Discriminación y el lema es “Para proteger la salud de cada persona hay que proteger sus derechos“
El mundo ha avanzado mucho hacia el objetivo de acabar con el sida como amenaza para la salud pública para 2030. Pero las leyes, políticas y prácticas que castigan, discriminan y estigmatizan a mujeres y niñas, grupos de población clave y otras comunidades marginadas violan los derechos humanos y obstaculizan el acceso a la prevención, las pruebas, el tratamiento y la atención del VIH.
Defender los derechos de toda persona es responsabilidad de todo el mundo. Todos podemos contribuir a acabar con la discriminación.
Según la organización ONUSIDA:
- Debido a que se obstaculizan los derechos de las niñas a la educación, la igualdad y los servicios de salud esenciales, 4.000 adolescentes y mujeres jóvenes contraen el VIH cada semana.
- 1 de cada 8 personas que viven con el VIH evitó ir a una clínica u hospital local porque temía el estigma o la discriminación relacionados con su estado serológico.
- Eliminar las leyes que penalizan el trabajo sexual, evitaría entre el 33% y 46% de nuevas infecciones por VIH entre trabajadores sexuales y clientes.
- 130 millones de niñas entre las edades de 6 y 17 están fuera de la escuela y 15 millones de niñas en edad escolar primaria.
LUCHANDO CONTRA EL VIH EN NPH
Cuando un niño llega a un programa de NPH y, tras pasar las revisiones médicas estándares, si son diagnosticados con VIH, se le apunta inmediatamente al programa nacional contra el VIH que todo país tiene. Pero desde el programa de salud de NPH nos aseguramos de que reciba los cuidados más necesarios como análisis extras, nutrientes adicionales para su salud, apoyo psicológico, además de todos los accesos a nuestros programas. Si el niño o niña forma parte de los programas comunitarios, la atención es la misma, asegurándonos que la familia recibe apoyo y formación constante.
Nuestra mayor prioridad es que se reciba el tratamiento adecuado y que el niño, niña o joven pueda vivir en un ambiente seguro, sin discriminación y con el acceso a un futuro que él o ella elija para crecer y ser autónomo.
En Haití hemos logrado un gran progreso en los últimos años en los esfuerzos contra el VIH y el SIDA, reduciendo nuevas infecciones, reduciendo las muertes relacionadas con el SIDA y el aumento del acceso al tratamiento. Sin embargo, Haití todavía tiene un largo camino por recorrer. Según ONUSIDA el 55% de todas las personas VIH positivas en el Caribe viven en Haití. Como en muchos lugares, las mujeres y las niñas se ven desproporcionadamente afectadas debido al estigma y las prácticas culturales. Las mujeres jóvenes en Haití tienen tres veces más probabilidades de ser VIH positivos que los hombres jóvenes. Desde el Hospital Pediátrico St. Damien se lidera el programa dedicado al tratamiento del SIDA desde hace años, así como la prevención de la transmisión materno infantil del VIH.
Anualmente, el programa del St. Damien atiende a unos 10.000 adultos y niños, de los cuales un 2% resultan positivos. Junto con sus padres, los niños con VIH reciben atención psicológica de seguimiento y tratamiento médico, incluida la terapia antirretroviral. Los trabajadores sociales ayudan con la coordinación de otros programas o fondos globales que ofrecen ayuda económica, alimentos, vivienda, capacitación vocacional, microcrédito y becas académicas.
CERO DISCRIMINACIÓN EN NPH
Todos los niños, niñas, jóvenes y familias tienen talentos únicos, que pueden ayudar y fortalecer las metas de sus países. No importa lo diferentes que parezcan o sus gustos y preferencias. Todos los seres humanos gozamos de los mismos derechos.
Eso lo establece la Declaración Universal de los Derechos Humanos y nadie tiene la potestad de arrebatarle esos derechos a otros individuos, mucho menos por su raza, género, preferencia sexual, creencias religiosas o limitación cognitiva.
Cada vez que se produce el rechazo hacia un individuo o un grupo de ellos, se está debilitando la cohesión social, se está retrasando el desarrollo de las comunidades. En los casos de personas con VIH, el miedo a la discriminación hace que estas personas prefieran no tratar la enfermedad para pasar desapercibidas.
Muchas veces la discriminación ocurre por creencias erróneas que son trasmitidas de una generación a otra o por cuestiones culturales dentro de una sociedad. En la Fundación NPH somos conscientes que la lucha contra la discriminación es una tarea constante. Acompañamos a las personas en espacios individuales, grupales y comunitarios. Creemos en el valor único de cada persona y por ello intentamos curar una de las mayores heridas abiertas en el corazón de nuestra sociedad, que como ya dijo Nelson Mandela, es la discriminación.