A finales de noviembre, un grupo de viajeros solidarios procedentes de España —de Madrid, Barcelona y Palma de Mallorca— visitó NPH Guatemala en el marco de un viaje solidario que combinó encuentros humanos, aprendizaje y acción solidaria.

Durante su estancia, del 25 al 30 de noviembre, vivieron el Torneo Internacional de Fútbol Juvenil NPH y también tuvieron la oportunidad de conocer una de las iniciativas más significativas del trabajo comunitario de NPH: el Centro Familiar Comunitario en Chimaltenango.
En este espacio se desarrolla un valioso programa de inserción social y laboral dirigido a mujeres indígenas de la comunidad. Uno de sus pilares es el taller vocacional de cocina, donde las participantes aprenden no solo a preparar alimentos, sino a emprender, a organizar un negocio y a encontrar nuevas oportunidades para ellas y sus familias.
Al conocer de cerca las necesidades de este taller, y ver la precariedad del equipamiento con el que estas mujeres estaban aprendiendo, el grupo de visitantes tomó una decisión inesperada, pero profundamente generosa: organizaron una subasta improvisada entre ellos mismos, con un único propósito: reunir fondos para dotar a la cocina de los equipos industriales que tanto necesitaban.

Gracias a la solidaridad de Merche C., Toni B., Anna F., Esther I., Rubén G., Xavier A., Mercedes T. y M. Dolors Q., se logró financiar la compra de estos equipos, permitiendo así la profesionalización del taller y abriendo un nuevo horizonte para 13 mujeres que actualmente se están formando, y para muchas más que se incorporarán en el futuro.
“En general, no somos conscientes de cómo pequeños gestos de solidaridad pueden transformar la realidad de tantas mujeres vulnerables, ofreciéndoles una nueva vida, para ellas y sus familias, y al mismo tiempo, nosotros no dejamos de comer, dormir, celebrar, viajar y vivir con dignidad nuestra propia vida.” – dice uno de los participantes de este grupo de viajeros.


La historia de este grupo de viajeros solidarios nos recuerda que el impacto de una acción puede ser mucho mayor de lo que imaginamos. Y que, cuando la solidaridad se convierte en motor de cambio, el mundo se transforma, una cocina equipada a la vez.