Stephanie* llegó a NPH Honduras con 5 años junto con sus dos hermanos, ahora con 11 años y tras 6 años en la familia de NPH, vive en casa de su abuela y ha empezado una escuela nueva.
Stephanie enseña sus notas orgullosa
Stephanie y sus dos hermanos mayores recibieron la opción de formar parte del programa de reintegración familiar de NPH, que ayuda a niños y niñas a regresar con miembros de su familia biológica sin sacrificar el cuidado, el amor y los recursos ofrecidos en NPH. Una de las preocupaciones de NPH es continuar monitoreando el bienestar del niño una vez se ha reintegrado, ya que un cambio radical como este puede afectar emocionalmente, pero también se puede reflejar en el rendimiento escolar, por ejemplo.
“Cuando los niños pasan por un cambio tan grande, es normal necesitar un año para adaptarse a las que cosas como la educación o incluso las propias emociones de uno mismo” – Como jefa del departamento de trabajo social de NPH Honduras, Nidia Rodas no es ajena a ver cómo un nuevo hogar afecta la educación de un niño o niña. “En 2014 por ejemplo, tuvimos que acoger a una docena de niños a la vez que habían sido desplazados de un centro gubernamental“, recuerda, “la transición fue difícil, muchos de ellos su segundo año en nuestra escuela fue drásticamente mejor que su primer. Los cambios de entorno pueden afectar mucho“.
Eso es lo que hace que Stephanie destaque. Stephanie ahora estudia bajo árboles de mango en el patio trasero de su casa, sigue esforzándose para que sus notas sigan siendo altas y así poder continuar con su educación en un futuro.
¿Y en términos de comportamiento? Stephanie sigue siendo tan genuina ahora como lo era cuando vivía con NPH. “Nunca hemos tenido problemas con su comportamiento“, dice el profesor José de su nueva escuela. “Al principio, definitivamente estaba a la defensiva, siendo alumna nueva. Pero ha demostrado que hace amigos muy fácilmente, es amigable y se ajustó rápidamente“.
Rafa (psicólogo) y Maylin (trabajadora social) se ponen al día con Stephanie tras su primer mes viviendo con sus abuelos.
En NPH, Stephanie vivía con un grupo de niñas con las que caminaba a la escuela, comía, estudiaba y pasaba el tiempo libre. Ahora, Stephanie vive con su abuela, abuelo, dos hermanos mayores, una hermana mayor y un tío y una tía. Stephanie ama su nueva vida. “Las clases son fáciles para mí. Tengo muy buenos profesores que explican bien el material y muchos amigos en mi clase. Vivir en casa es muy bonito. Comemos, cocinamos, estudiamos, jugamos, hacemos tareas, me lo paso muy bien.” Su clase favorita es la que cree que es la más difícil, las matemáticas e incluso con solo 11 años, ya sabe que quiere convertirse en abogada.
La facultad de derecho está muy lejos, pero por ahora, el programa de reintegración familiar de NPH la apoya en cada paso. Y aunque su familia biológica ahora puede estar más involucrada en sus sueños y sus estudios, no significa que su familia de NPH la haya dejado atrás, todo lo contrario.
Es a través de NPH que Stephanie puede continuar trabajando hacia la facultad de derecho. Recibe una beca al comienzo de cada año para cubrir la matrícula, los materiales escolares y otros costos anuales básicos. NPH también viene a visitarla cada mes, ya que los trabajadores sociales y los psicólogos hacen chequeos para asegurarse de que todos, incluidos los miembros de la familia de Stephanie, estén bien física y mentalmente. Como parte de esas visitas, se otorga una beca mensual a Stephanie para continuar ayudando a cubrir los costos de las comidas escolares, el transporte y otras necesidades más pequeñas.
Stephanie junto con sus dos hermanos quienes también vivían en NPH Honduras, ahora posan en la parte de atrás de casa de sus abuelos donde viven juntos.
Stephanie todavía tiene un largo camino por recorrer, pero junto sus dos familias y su esfuerzo su futuro es un camino mucho abierto de oportunidades.
El programa de NPH OneFamily/Una familia apoya a los niños que han sido reintegrados con sus familias después de recibir el cuidado de NPH. Este esfuerzo garantiza una solución a largo plazo para los niños y familias una promesa de apoyo continuo para que puedan alcanzar su máximo potencial en su ambiente familiar. NPH acompaña a los niños y las familias a través del proceso legal, audiencias judiciales y procedimientos oficiales que la ley local requiere. Cuando las autoridades locales aprueban la reintegración familiar, se ofrece apoyo multidisciplinario a los niños y familias por parte de trabajadores sociales, psicólogos y personal médico para realizar con cuidado el proceso en el mejor interés del niño. El personal de NPH prepara a las familias para conocer mejor las circunstancias de cada niño. Desde 2017 se han reintegrado a más de 100 niños.
*Todos los nombres de este artículo son seudónimos para proteger la identidad de los menores.
Podología Sin Fronteras es una organización que trabaja desde el 2008, en estrecha relación con NPH, para promover la salud podológica en comunidades y áreas desfavorecidas que no tienen acceso a este tipo de atención sanitaria. Después de 3 años sin poder viajar a causa de la pandemia, un grupo de 9 podólogos partió rumbo a Honduras en mayo de 2023 para su primer viaje tras el COVID19.
Desde 2007 Podología Sin Fronteras ha realizado 9 brigadas a Honduras. “La evolución del centro quirúrgico ha sido y sigue siendo lo más impactante para nosotros, ya que no existía como tal y realmente lo hemos visto nacer” comenta Eladio Martínez, vicepresidente de PSF y que forma parte de las brigadas de podología desde 2005.
¿Cómo fueron las primeras brigadas a Honduras?
Eladio: Comenzamos operando en el remolque de un tráiler apostado en el patio central del Hospital San Felipe de Tegucigalpa, llamado Cirugía Simplificada, lo que inicialmente era un camión itinerante que viajaba por Honduras para realizar cirugías ambulatorias pediátricas.
Durante las tres primeras brigadas viajábamos todos los días desde el rancho de Santa Fe de NPH Honduras, que se encuentra a unos 45 km del Hospital para realizar largas jornadas de trabajo.
Fue ya en el año 2010 cuando, gracias a la generosidad del Dr. Peter Daly y al Dr. Merlín Antúnez, que solicitamos permiso para trasladarnos al Centro Quirúrgico Sagrada Familia dentro de la propiedad de NPH Honduras, que en aquel entonces estaba aún en obras, aunque los quirófanos se habían acabado. Todo el equipo nos dedicamos a limpiar a fondo techo, paredes y suelo para habilitar las estancias y al día siguiente comenzar a operar allí.
Primer viaje de la brigada en 2009 donde atendían desde un trailer
Tras ver su vuelo cancelado en 2020, Podología Sin Fronteras ha estado esperando para poder viajar a Honduras de nuevo. En mayo de 2023 por fin pudieron desarrollar esta brigada formada por 9 podólogos de diferentes partes de España.
Agustín Llamas, Alicia Gavillero, Carlos Arcas, Eladio Martínez, Francesc Soriano, Héctor Martínez, Javier Pascual, Manuel de la Rosa y Sergio Miralles formaban la brigada que viajaba para estar una semana operando y atendiendo pacientes sin descanso.
Durante su estancia en Honduras, se dio atención clínica a unos 200 pacientes. 52 personas fueron intervenidas de patología osteoarticular de diferente grado de deformidad o dolor, algunos de ellos de forma bilateral, es decir de ambos pies. También se realizaros unos 20 procedimientos de cirugía menor: patología ungueal o de tejido blando.
¿Cómo es la preparación para un viaje de esta envergadura donde estáis una semana entera trabajando?
Eladio: Antes de viajar a Honduras, y durante un año hemos organizado los preparativos para la brigada. En primer lugar, agradecer la labor de Eladio Martínez por encargarse de toda la logística como ha sido la reserva de billetes de avión, hoteles, material fungible, gestionar la comunicación con NPH y One World Surgery (OWS). Luego cada uno de los integrantes de la brigada se ha encargado de diferentes objetivos, como ha sido la preparación y compra del material con el que se quería viajar, la recogida del material de donaciones, etc.
Este año se ha intentado gestionar desde España la revisión de casos clínicos a través de videoconferencia con los integrantes de la brigada junto el personal de OWS, además se nos permitió el acceso al sistema remoto de gestión clínica y a un listado provisional de los pacientes. Así nos podíamos hacer una idea de que casos clínicos se atenderían.
Una vez en Honduras, el Dr. Javier Pascual, como director clínico de la brigada, realizó tres grupos de trabajo equilibrados de tres podólogos cada uno, donde dos grupos se encargarían de atender los casos quirúrgicos programados y otro se encargaría de la atención de pacientes en clínica.
¿Cómo es trabajar con el equipo local de la clínica de NPH Honduras?
Eladio: Trabajar con el equipo local del Centro Quirúrgico Sagrada Familia en NPH Honduras es un auténtico placer. Son un equipo muy profesional y coordinado, cada uno tiene y realiza unas funciones, pero a la vez ayudan a otros de ser necesario para el mejor desarrollo de la jornada de trabajo en quirófano o para el beneficio de los pacientes. Hacen que nuestro trabajo sea más fácil, tienen un gran sentido de la responsabilidad y un marcado compromiso con los objetivos comunes. Aun cuando las jornadas en quirófano se alargan, siempre muestran una actitud de empatía y comprensión, de ayuda, facilitadora y, además, con una sonrisa de ánimo y aliento para los pacientes y nosotros. Sin duda, son un equipo de 10.
¿Cuáles son los principales problemas que os habéis encontrado este año al llegar allí?
Eladio: Honestamente en cuanto a nuestra estancia, todo ha mejorado. En Moscati, el espacio donde nos alojamos en NPH, tenemos preparado todo aquello que necesitamos para poder residir.
En el Centro Quirúrgico Sagrada Familia sucede de forma similar, todo muy protocolizado y el personal siempre atento a nuestras necesidades.
Referente a lo clínico, el único contratiempo en esta ocasión fue la avería del aparato de Rayos X. No fue un gran problema para los pacientes quirúrgicos ya programados que tenían sus propias radiografías, pero sí que hubiera sido de gran ayuda para la clínica diaria, ya que pacientes potencialmente quirúrgicos tuvieron que ser programados para otro año por no poder tener esta prueba.
Y por último mencionar que uno de los principales inconvenientes que tenemos son las conexiones hasta llegar a nuestro destino final. Este año la duración total del viaje de ida fueron 52 horas, desde que salimos desde nuestras casas, hasta que llegamos al destino final. Algo que puede mejorar si la compañía Iberojet mantiene los vuelos directos que han programado desde mediados de este año.
¿Cuál es el mayor impacto que tiene la brigada con los pacientes de Honduras?
Eladio: La gran mayoría de los pacientes que hemos tratado en esta brigada tienen una mejora clara en su calidad de vida y esa mejoría es casi inmediata. Son pacientes que, por lo general, tienen problemas o dolencias en el pie que les hacen vivir su día a día con dolor. Ellos tienen que trabajar y mantenerse activos y es importante que lo hagan porque en muchos casos el sustento familiar depende de ellos únicamente. Sin embargo, tienen dolor y viven con dolor de forma constante y permanente y no pueden parar o reposar.
No son problemas absolutamente incapacitantes, pero o bien se les clavan las uñas, tienen dolor en el talón crónico o dolor en la zona metatarsal que les impide caminar de forma normal. Para todos ellos el trabajo que hacemos tiene un impacto inmediato en la reducción del dolor.
Existe otro grupo de pacientes, que es más reducido, pero que tienen deformidades muy severas como equino varo, fracturas de tobillo con mala consolidación o consolidadas en mala posición que tienen problemas funcionales severos. Son pacientes que apenas pueden andar y la limitación funcional que tienen en un país como Honduras es tremenda. En estos pacientes el cambio es mucho más radical. Los tratamientos y las cirugías que hacemos en estos pacientes pueden cambiar su vida de forma casi completa, mejoran su deambulación, su capacidad para valerse por ellos mismos o incluso para empezar a trabajar. En estos pacientes, el impacto de la Brigada es mucho más profundo y puede cambiar su vida de forma mucho más radical.
¿Cómo se financian estas brigadas y el material que necesitáis?
Eladio: Históricamente no hemos tenido ningún tipo de financiación. Los gastos que soportábamos se repartían entre los integrantes de la misma. Desde hace unos años, hemos solicitado ayudas puntuales a nuestros Colegios profesionales, Consejo general de Podólogos y algunas casas comerciales o laboratorios, recibiendo un 10% del total del presupuesto de la brigada.
Este año hemos realizado un Crowfunding junto con la ayuda de NPH España, teniendo un resultado muy satisfactorio entre nuestros colegas, familiares y pacientes en general. Aunque lo cierto es que tenemos que mejorar en este aspecto ya que seguimos soportando un alto porcentaje de los gastos de la brigada, este año un 75% del total del proyecto.
¿Nos podéis explicar uno de los casos más graves o impactantes que os habéis encontrado?
Eladio: En esta brigada nos hemos encontrado con casos realmente duros, pies con grandes deformidades y de solución muy compleja y drástica. Hay dos o tres casos realmente llamativos o curiosos, que seguramente en España no hubiesen llegado a estos extremos con un correcto y rutinario tratamiento, como es el de un señor con unos tofos gotosos (depósitos voluminosos de cristales de ácido úrico que sedesarrollan en el tejido) impresionantes en ambos pies. El solo quería quitarse uno, que era del tamaño de media pelota de tenis, ya que le impedía calzarse bien.
Sin duda el caso más duro de esta brigada fue un señor que acudió a consulta con un pie equino-varo de más de 9 años de evolución, comenzó con un esguince severo, mal tratado, ya que el paciente trabajaba en la construcción y no guardó el reposo que la lesión requería debido a que tenía que trabajar para poder mantener a su familia. No deja de sorprendernos que una lesión tan banal como un simple esguince, que en España se trataría con una venda o escayola y algo de rehabilitación o fisioterapia, pueda acabar en una deformidad tan severa, con una incapacidad completa del paciente y con una deformidad que en nuestro país solo podríamos encontrar de forma congénita o como consecuencia de un traumatismo muy grave.
Se le realizó una Talectomía, una cirugía para que su pie estuviese con la planta apoyando en el suelo. Uno de los problemas que tuvimos, y de ahí resaltar este caso, es que la contractura del tendón de Aquiles y de la piel eran tan grandes, que nos obligó a realizar un alargamiento completo de toda la sección del tendón de Aquiles. Al final, después de unas largas 4 horas de cirugía, conseguimos cerrarlo todo con alguna preocupación por las dificultades que nos encontramos, pero los pulsos del paciente eran fuertes y sabíamos que ese iba a ser el menor de sus males durante la recuperación ya que es una cirugía de gran envergadura que requiere de un posoperatorio largo de entre 4 y 6 meses.
Ahora durante el periodo de recuperación, nuestras sospechas se han confirmado, ya que el paciente ha sufrido la necrosis de una pequeña parte de la herida, debido a la tensión de la piel. Pero, por lo que nos comentan nuestros compañeros del Centro Quirúrgico en Honduras, la evolución es buena y creen que esta úlcera evolucionará sin ninguna secuela para el paciente, antes de que esté recuperado por completo de la cirugía.
Año tras año, brigada tras brigada, Podología Sin Fronteras crece en ganas, en fuerza, en capacidad y en compromiso con la gente que más lo necesita de Honduras, a la par que NPH.
En el futuro y bajo la coordinación de One World Surgery, se pretende que las brigadas médico-quirúrgicas que lleguen a NPH Honduras entren en otra dimensión asistencial y docente, donde en el futuro se pueda entrenar a médicos hondureños para que continúen con este trabajo asistencial durante todo el año, y no solo se preste este tipo de servicio durante el tiempo que dure la brigada.
Luisa entra al taller de NPH Honduras con guantes gigantes de seguridad y un casco protector, pero detrás de la visera de vidrio hay una sonrisa de convicción y una mente lista para trabajar. “Me encanta este tipo de trabajo”, dice la joven de 16 años, “siempre lo he hecho. Sé que soy un poco diferente a las otras chicas de mi edad, pero estoy bien con eso”.
Luisa es hondureña, un país con una fuerte cultura machista, es un poco inusual que una adolescente ingrese en una vocación generalmente designada para hombres, pero Luisa deja de lado los estereotipos y sigue sus intereses con orgullo. En abril de 2021 tuvo la oportunidad de inscribirse en el taller vocacional de soldadura del Rancho Santa Fe en NPH Honduras, y esto se convirtió en un cambio positivo en la vida de Luisa.
“En NPH, todos recibimos una educación formal. Sin embargo, también podemos participar en un taller vocacional para ayudarnos a desarrollar habilidades técnicas. Podemos elegir entre carpintería, electricidad, zapatería, confección, belleza, habilidades para la vida/economía doméstica y soldadura. A principios de 2021, tuve la oportunidad de probar una semana en cada uno de los diferentes talleres para ver cuál me gustaba más. Opté por el de soldadura. Es hermoso y divertido, y también muy creativo”.
La vida de Luisa no ha sido sencilla. Llegó a NPH cuando tenía 8 años con sus cinco hermanos. Su padre murió en un accidente y su madre, con mucha dificultad, siempre luchó para cubrir las necesidades de sus hijos. Luisa recuerda que muchas veces solo tenían una tortilla para compartir entre ellos. Antes de llegar a NPH Honduras, residió en otros hogares de cuidado residencial alternativo, pero tuvo que salir debido a problemas de conducta. Sin embargo, cuando NPH Honduras le abrió sus puertas en 2014, no miró hacia atrás.
NPH Honduras está ubicado a 36 kilómetros de la capital hondureña, Tegucigalpa, donde Louise pasó parte de su infancia. Si bien le tomó un poco de tiempo adaptarse a su nuevo entorno rural, rápidamente vio las oportunidades que se le presentaban. Hoy reside allí con sus dos hermanos Mackenson y Lorena, quienes cursan la secundaria y la primaria respectivamente
“Encontré un lugar donde podía estudiar, tenía casa, atención médica, comida deliciosa, formación espiritual, talleres de empoderamiento para niñas: tantas cosas a las que nunca supe que tenía derecho. Y aquí estoy hoy”, sonríe, mientras se prepara para la clase de hoy en el taller de soldadura.
Su día en NPH Honduras comienza muy temprano a las 5:30 am, cuando se ducha, desayuna y se va a la escuela, una caminata de 10 minutos por los campos de la propiedad. A las 13:30 suele estar de regreso en su vivienda, llamada Inmaculada Concepción, para comer y participar en varias actividades planificadas por los educadores y cuidadores, y es entonces cuando aprovecha para hacer los deberes y estudiar. Le gusta tomarse un tiempo para orar y luego ayuda a limpiar su sala de estar. De dos a tres veces por semana recibe talleres de soldadura, “¡que es mi momento favorito de la semana!” ella agrega.
Luisa con uno de sus profesores del taller de soldadura
“Durante mis clases, aprendo sobre medición estratégica para poder cortar las piezas requeridas y unir estructuras a través de diferentes técnicas de soldadura. Lo que más disfruto es la fase final del proceso, que consiste en pegar las piezas y ver cómo salen chispas de las herramientas. Es emocionante, pero siempre tengo cuidado”,dice Luisa, asegurando que su traje de soldadura la proteja de daños físicos.
Todos los programas que NPH desarrolla en América Latina en el campo de la educación y la inserción social y laboral, incluyen el concepto de igualdad de género en el acceso al mercado laboral, que es un aspecto fundamental para garantizar que todos los jóvenes, con independencia de si son mujeres u hombres, tengan las mismas oportunidades desde que forman parte de nuestra sociedad.
“Siempre me han gustado los coches. Pero con el tiempo, llegué a aprender sobre ebanistería, y luego vino la soldadura y las reparaciones eléctricas. Me gusta resolver problemas y ver cómo arreglar las cosas. Da mucha satisfacción”, dice Luisa, sonriendo, mientras repasa el protocolo de seguridad con su educadora, quien hoy le mostrará diferentes usos de la maquinaria. Hasta ahora, ha utilizado sus habilidades para ayudar a arreglar cosas para su familia, como la puerta de la casa de su hermana mayor. También espera que sus habilidades ayuden a su familia.
“Algún día me gustaría hacer soldadura en mi propia casa y tal vez tener mi propio taller. Muy pocas chicas hacen este curso, pero yo tenía muchas ganas de hacerlo. Puedo probar un camino diferente en la vida y desarrollar mis habilidades“.
Lejos del taller, a Luisa le encanta bailar y le encanta escuchar a reconocidos cantantes latinoamericanos, especialmente mujeres, siendo Jennifer López una de sus favoritas. También le encanta el béisbol, las matemáticas y comer chilaquiles con sus hermanos y cuidadores de NPH. “NPH es un hogar donde recibo amor y cuidado”, exclama.
Luisa con unos amigos en el colegio
“Estoy muy agradecida por la ayuda que me brinda NPH. Si tienes la oportunidad de seguir ayudando a personas como yo, no lo pienses demasiado. No sería la persona que soy sin la ayuda que he recibido de NPH. También invito a todas las niñas a participar en talleres como el de soldadura. No es solo para chicos. Todo tipo de personas pueden participar, y lo prometo, vale la pena”.
¿Se siente Luisa como un modelo a seguir para las niñas de su edad? “Es algo en lo que nunca pensé antes de que la gente comenzara a preguntarme, pero si la gente ve que estoy allanando el camino para otras niñas de mi edad, me alegra hacerlo y crear oportunidades para otras niñas”.
Hoy, Luisa solo quiere concentrarse en desarrollar sus habilidades de soldadura. Pero de cara al futuro, sabe que esa también podría ser su vocación.
¿Quieres saber como puedes ayudar a chicas como Luisa a desarrollar todo su potencial y ser un modelo a seguir para otras niñas?
El proyecto logopédico está dirigido a niños, adolescentes y jóvenes en situación de riesgo de comunidades asociadas a NPH Honduras con dificultades a la hora de leer y escribir adecuadamente.
Esta iniciativa pretende garantizar el acceso, así como mejorar y potenciar la lectoescritura, en estudiantes de 2º a 9º grado con un nivel inferior al de su grupo base, y a su vez potenciar la formación del personal docente en dicha área.
XX de julio del 2022. - La Fundación NPH ha impulsado un programa de lectoescritura para ayudar a estudiantes de Honduras con dificultades a la hora de leer y escribir adecuadamente. El proyecto logopédico, que forma parte de un plan de formación integral para cubrir las necesidades en las áreas de habla, lenguaje, comunicación, deglución y aprendizaje, está dirigido a niños, adolescentes y jóvenes en situación de riesgo de comunidades asociadas a NPH Honduras.
La impulsora de la iniciativa, Alicia Grunig, ha señalado que “en países en vías de desarrollo, como Honduras, la población tiene difícil acceso a la asistencia logopédica, por cuanto es una disciplina muy reciente, hasta el punto de que sus primeros estudiantes universitarios todavía no han sido graduados”. En esta línea, Grunig ha afirmado que “habilidades como la lectoescritura, el lenguaje o la deglución son indispensables para el desarrollo del individuo, tanto en el ámbito personal como en el social, y conllevan un alto impacto en la calidad de vida de las personas, especialmente de las más vulnerables”.
Mejora de la lectoescritura en los jóvenes
El programa tiene la finalidad, por un lado, de garantizar el acceso, así como mejorar y potenciar la lectoescritura, en estudiantes de NPH Honduras. Por el otro, de facilitar programas de formación y herramientas profesionales al personal docente para potenciar su formación en dicha área. La iniciativa se ha implementado en el Rancho Santa Fe, en la escuela CEB del Rancho Santa Fe y en el Centro Familiar de San José, y cuenta con 88 personas escolarizadas de 2º a 9º grado, de un cribado inicial de 112, que pasaron a formar parte del programa tras presentar un nivel de lectoescritura inferior al de su grupo base.
Este proyecto consta de varias aplicaciones: un cribado inicial que se realizó de febrero a marzo de 2021 y su consiguiente evaluación final, un año más tarde; la intervención directa, individual o grupal, a estudiantes que presentan dificultades en la lectoescritura; la intervención indirecta, en la que se realizan sesiones de formación sobre el aprendizaje de la lectoescritura y el asesoramiento de casos al personal docente de la escuela; y la aplicación del método Glifing, un programa informático que mejora la fluidez y la comprensión lectora, desarrollado en la escuela y en los hogares del Rancho Santa Fe.
Sobre la Fundación NPH
La Fundación Nuestros Pequeños Hermanos nació en 1954 cuando un niño fue arrestado por robar la caja de limosnas de una parroquia en Cuernavaca (México). Uno de los sacerdotes, el estadounidense William Wasson, no estuvo dispuesto a presentar cargos contra él, así que decidió pedir su custodia. Una semana después, un juez le encomendó el cuidado de ocho muchachos desamparados más y, a finales de año, el número de pequeños a los que dedicaba su tiempo ya se había multiplicado por cuatro. Y de esta iniciativa nació la Fundación que este año celebra su 67 aniversario habiendo asistido en 2021 a más de 100.000 niños en nueve países de América Latina (México, Honduras, Haití, Nicaragua, Guatemala, El Salvador, República Dominicana, Perú y Bolivia). Actualmente, dispone de una red formada por 9 hogares de acogida y 17 oficinas de captación de fondos – estas últimas repartidas por tres continentes – que hacen más llevadera la realidad de un total de 3.000 niños.
Para más información o entrevistas, puedes contactar con ATREVIA: Ainhoa Leyton [email protected] Tel. 667 631 681
Pasos Pequeñitos es un programa comunitario de día de NPH, que acoge, cuida y protege a niños vulnerables hasta los 12 años de edad. Sus madres solteras tienen grandes dificultades para sobrevivir en Tegucigalpa. No pueden cuidar de sus hijos porque deben trabajar si quieren conservar sus precarios empleos.
Niños con cuidadoras en centro de Pasos Pequeñitos
El espiritu de NPH está muy presente en el centro. Los niños reciben todas las atenciones educativas, médicas, y nutricionales, y el cariño, seguridad y proteccion por parte de los educadores.
Pasos Pequeñitos tiene capacidad para acoger a un máximo de 20 niños entre las 6:30 y las 17 horas. Es el único centro de estas características en Tegucigalpa. Con 15€/mes puedes ser socio de Pasos Pequeñitos, y con una donación de 120 €, puedes apoyar a este maravilloso programa comunitario enfocado a apoyar a los hijos vulnerables de madres solteras.
Cuando los niños y jóvenes de NPH Honduras se sienten preparados para afrontar una vida independiente fuera del hogar rancho Santa Fe, en Tegucigalpa o en otras regiones del país, deben afrontar otro gran reto en su vida, el de integrarse en la comunidad como seres humanos adultos y responsables.
Deben formar su propia familia y poner en valor todo lo aprendido en NPH, el sentido de familia y pertenencia a la comunidad, y ser ejemplo para las generaciones de niños que siguen creciendo bajo el cuidado y el amparo de NPH.
Hoy hemos visitado a Jairo Estrada. Él ha compartido su testimonio de éxito con el equipo de RTVE. Trabaja como contador en una empresa importante del país, vive en familia, esposa e hijos, en una zona tranquila y segura de la capital. También ayuda a que otros jóvenes de NPH encuentren un empleo digno cuando inician una vida independiente.
Jairo con su familia
Jairo con Xavier, director de la Fundación NPH
Más de 100 jóvenes integran nuestro programa de desarrollo juvenil que los proyecta hacia una vida digna fuera de NPH, para que cumplan sus sueños y sirvan a sus comunidades como ejemplos de vida.
Con 25€/mes puedes apadrinar uno de nuestros jóvenes, con 15€/mes puedes hacerte socio de este programa, y con una donación de 120 €, puedes apoyar a jóvenes como Jairo.
Pedimos tu apoyo para poder seguir ofreciendo este programa imprescindible.
Cuando los niños de NPH Honduras finalizan su formación académica en nuestra escuela hogar rancho Santa Fe en la zona rural de Olancho, se integran en nuestros programas de desarrollo juvenil en Tegucigalpa para finalizar sus estudios de bachillerato, universidad o para aprender un taller vocacional en una escuela de formación profesional de la capital.
Este es el primer paso antes de alcanzar su propia independencia en uno de los países con mayor pobreza del mundo.
Chicas de NPH estudiando
Pero nuestros jóvenes se sienten preparados, han recibido una formación integral (académica, y espiritual) y el cariño que todo ser humano necesita para vivir responsablemente fuera del hogar en el que han crecido, pero esta vez en Tegucigalpa, una ciudad peligrosa y violenta.
La igualdad de género en acción!
Más de 100 jóvenes siguen un programa de desarrollo juvenil que los proyecta hacia una vida fuera de NPH, donde podrán cumplir sus sueños. Además sirven a sus comunidades como verdaderos ejemplos de vida para las futuras generaciones de niños que siguen creciendo bajo el cuidado y proteccion de NPH.
Hecho el lavado, hay que estudiar
Con 15€/mes ó una donación de 120€ apoya nuestros programas juveniles en Honduras y ayuda a cumplir los sueños de 100 jóvenes NPH.
Hoy nos hemos desplazado hasta Tegucigalpa, una de las ciudades más peligrosas y con mayor índice de criminalidad del mundo.
Hemos visitado Casa Ángeles, un programa de cuidado residencial donde 14 niños que padecen discapacidades muy severas, reciben todos los cuidados, atenciones médicas y nutricionales posibles.
Niño recibiendo cuidado en Casa Ángeles
Al contrario de lo que pudiera parecer, nos hemos encontrado con una familia feliz de niños que reciben todo el amor y el cariño por parte de un equipo entregado de cuidadores, trabajadores sociales, terapéutas, psicólogos y coordinadores.
Aquí, el espíritu de NPH está más presente que en cualquier otro programa comunitario que NPH desarrolla en Honduras.
Esperamos vuestras donaciones para seguir cuidando esta obra de amor infinita en Casa de Ángeles.
Hoy hemos visitado la comunidad de Mata de Plátano, una zona rural muy pobre donde las familias sufren la presencia de drogas, el alcohol, y la pertenencia a maras (grupos armados extremadamente violentos del que es practicamente imposible salir con vida), entre los jóvenes y adultos, sobre todo los hombres.
Familia participante en proyecto de NPH
También suceden los asaltos en las carreteras, violencia intrafamiliar, embarazos adolescentes e incluso matrimonios convenidos con niñas muy jóvenes (apenas 14 años).
Con nuestra visita, hemos podido comprobar cómo NPH Honduras hace frente a todos estos grandes desafíos con un proyecto integral de refuerzo escolar, empoderamiento de la mujer (programa “Chicas Poderosas” y “Hombres de Honor”), escuela para padres, becas comunitarias, apoyo nutricional, y visitas domiciliarias a familias de la comunidad.
El proyecto en su conjunto ayuda a paliar las causas estructurales de la extrema pobreza que sufren todavía hoy la mayoría de hondureños.
Una joven participante en “Chicas Poderosas” con Xavier de NPH
Los resultados son esperanzadores, y ya estamos sintiendo el fruto de nuestra trabajo en esta comunidad, con testimonios que experimentan un giro radical en sus vidas gracias a la ayuda de NPH.
Con 15€/mes ó una donación de 120€, puedes apadrinar el centro comunitario de Mata de Plátano y contribuir en becar a más de 250 niños del centro.
Hoy hemos visitado Talanga, una localidad rural de 40.000 habitantes, que vive mayoritariamente en condiciones de extrema pobreza.
Aquí, NPH Honduras tiene abierto el centro comunitario San José, que ofrece un programa integral de refuerzo escolar, empoderamiento de la mujer y escuela para padres, entre otros proyectos educativos.
Los programas tratan de hacer frente a los grandes problemas que afectan a la comunidad de Talanga: maltrato infantil, violencia intrafamiliar, droga, maras, abandono escolar, y embarazos adolescentes.
NPH traslada el espíritu de familia que reina en el hogar rancho Santa Fe de NPH Honduras hasta Talanga.
Los resultados son muy impactantes en los 120 niños, jóvenes, y familias de la comunidad, a los que estamos ofreciendo una vida mejor.
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