En las comunidades rurales de Honduras, acceder a atención médica especializada puede ser un reto casi imposible. Este es el caso de Miguel*, un niño de Quebrada Grande, que nació con complicaciones y hoy lucha contra un retraso psicomotor, crisis febriles complejas y trastornos del lenguaje. Gracias al compromiso de su madre, Nicole, y al apoyo del Centro Familiar San José, parte del programa de discapacidad y centros comunitarios de NPH Honduras, Miguel ha tenido la oportunidad de desarrollarse mejor y tener esperanza para el futuro.

Miguel nació en 2021 en Tegucigalpa. Desde el inicio, su historia estuvo marcada por la adversidad. Fue un parto complicado, con signos de sufrimiento fetal, y desde los primeros meses mostró señales de un desarrollo más lento de lo normal.
A los 10 meses aún no se sentaba ni gateaba. Su madre, Nicole, de tan solo 23 años y madre primeriza, se enfrentaba sola a este desafío, ya que el padre de Miguel emigró a Estados Unidos en busca de trabajo. “Yo no sabía si estaba haciendo las cosas bien, solo sabía que mi hijo no era como los demás niños. Me preocupaba mucho, pero no tenía a dónde ir”, recuerda Nicole.
EL PAPEL TRANSFORMADOR DEL CENTRO FAMILIAR SAN JOSÉ
Por recomendación de familiares, Nicole llevó a Miguel al Centro Familiar San José (CFSJ) de NPH Honduras, donde fue diagnosticado con retraso psicomotor, crisis febriles complejas y un trastorno del lenguaje. Aunque fue referida a Teletón, una institución privada en Tegucigalpa, decidió quedarse en el CFSJ, donde se le ofrecía la misma calidad de atención sin tener que viajar largas distancias ni incurrir en gastos adicionales.
En el centro, Miguel recibe terapia física y estimulación temprana dos veces al mes. Además, se le enseña a Nicole cómo continuar la terapia en casa, fortaleciendo el vínculo madre-hijo y potenciando su progreso día a día.
“Le gusta mucho venir a sus sesiones con Héctor, su terapeuta. Jugar es su forma de aprender”, comenta Nicole, “Verlo jugar y moverse me da esperanza. Antes no hacía nada de eso. Ahora sonríe, corre, se cae… pero se levanta. Ya no lo cambio por nada“.


DESAFÍOS DIARIOS Y AVANCES
La vida de Nicole no es fácil. Ella está sola con Miguel, sin una red de apoyo constante. Aunque el padre del niño envía dinero desde Estados Unidos, Nicole es quien lleva toda la carga del hogar y el cuidado de un niño con necesidades especiales. “Si me enfermo, Miguel no puede ir a terapia, porque no tengo con quién dejarlo”, explica.
A pesar de todo, Miguel ha logrado grandes avances. Ya camina, juega todo el día, y aunque aún tiene dificultades con el habla y el equilibrio, ya fue referido al área de educación especial para recibir terapia del lenguaje y participa en sesiones grupales para mejorar sus habilidades sociales.
“Miguel es un niño con mucho potencial, pero necesita tiempo, constancia y cariño. En cada sesión trabajamos no solo su cuerpo, sino también su confianza”, explica Héctor, su terapeuta. “Muchas familias como la de Miguel no tendrían otra opción si no existiera este centro. Aquí les damos esperanza cerca de casa”.

EL VALOR DE LA ATENCIÓN LOCAL Y OPORTUNA
El caso de Miguel ejemplifica por qué nuestros centros comunitarios y el programa de discapacidad de NPH son esenciales. En zonas donde el centro de salud más cercano está a horas a pie y no ofrece fisioterapia, el acceso local a servicios integrales no solo es conveniente, sino vital. Evita gastos innecesarios y garantiza que niños como Miguel reciban atención desde una edad temprana, en un ambiente accesible y humano.
Héctor, su terapeuta, atiende a 23 pacientes, desde bebés hasta adultos mayores, brindando más de 39 sesiones por semana. En algunos casos, incluso realiza visitas a domicilio, garantizando que nadie se quede atrás por falta de transporte o apoyo.

CREANDO OPORTUNIDADES PARA CADA NIÑO
Gracias al esfuerzo de Nicole, al trabajo de profesionales como Héctor y al compromiso de NPH Honduras con el desarrollo infantil, Miguel tiene hoy un futuro más prometedor. Esta historia nos recuerda que el acceso a servicios básicos no debería depender de la ubicación geográfica.
En NPH, continuamos trabajando para que cada niño, sin importar su condición, reciba el apoyo que necesita para alcanzar su máximo potencial.
¿Te gustaría apoyar programas como el Centro Familiar San José? Nuestros programas de fortalecimiento familiar incluyen centros comunitarios que ofrecen servicios como terapias, refuerzo y educación a miles de familias vulnerables.