Para Proteger La Salud De Cada Persona Hay Que Proteger Sus Derechos

El 1 de marzo, Día de la Cero Discriminación, celebramos el derecho de todos a vivir una vida plena y productiva, y a vivirla con dignidad.

El Día para la Cero Discriminación pone de relieve cómo las personas pueden informarse y promover la inclusión, la compasión, la paz y, sobre todo, un movimiento para el cambio. Este año se celebra el décimo aniversario del Día para la Cero Discriminación y el lema es “Para proteger la salud de cada persona hay que proteger sus derechos

El mundo ha avanzado mucho hacia el objetivo de acabar con el sida como amenaza para la salud pública para 2030. Pero las leyes, políticas y prácticas que castigan, discriminan y estigmatizan a mujeres y niñas, grupos de población clave y otras comunidades marginadas violan los derechos humanos y obstaculizan el acceso a la prevención, las pruebas, el tratamiento y la atención del VIH.

Defender los derechos de toda persona es responsabilidad de todo el mundo. Todos podemos contribuir a acabar con la discriminación.

Según la organización ONUSIDA:

  • Debido a que se obstaculizan los derechos de las niñas a la educación, la igualdad y los servicios de salud esenciales, 4.000 adolescentes y mujeres jóvenes contraen el VIH cada semana.
  • 1 de cada 8 personas que viven con el VIH evitó ir a una clínica u hospital local porque temía el estigma o la discriminación relacionados con su estado serológico.
  • Eliminar las leyes que penalizan el trabajo sexual, evitaría entre el 33% y 46% de nuevas infecciones por VIH entre trabajadores sexuales y clientes.
  • 130 millones de niñas entre las edades de 6 y 17 están fuera de la escuela y 15 millones de niñas en edad escolar primaria.

LUCHANDO CONTRA EL VIH EN NPH

Cuando un niño llega a un programa de NPH y, tras pasar las revisiones médicas estándares, si son diagnosticados con VIH, se le apunta inmediatamente al programa nacional contra el VIH que todo país tiene. Pero desde el programa de salud de NPH nos aseguramos de que reciba los cuidados más necesarios como análisis extras, nutrientes adicionales para su salud, apoyo psicológico, además de todos los accesos a nuestros programas. Si el niño o niña forma parte de los programas comunitarios, la atención es la misma, asegurándonos que la familia recibe apoyo y formación constante.

Nuestra mayor prioridad es que se reciba el tratamiento adecuado y que el niño, niña o joven pueda vivir en un ambiente seguro, sin discriminación y con el acceso a un futuro que él o ella elija para crecer y ser autónomo.

Atención maternoinfantil en el Hospital St. Damien de Haití

En Haití hemos logrado un gran progreso en los últimos años en los esfuerzos contra el VIH y el SIDA, reduciendo nuevas infecciones, reduciendo las muertes relacionadas con el SIDA y el aumento del acceso al tratamiento. Sin embargo, Haití todavía tiene un largo camino por recorrer. Según ONUSIDA el 55% de todas las personas VIH positivas en el Caribe viven en Haití. Como en muchos lugares, las mujeres y las niñas se ven desproporcionadamente afectadas debido al estigma y las prácticas culturales. Las mujeres jóvenes en Haití tienen tres veces más probabilidades de ser VIH positivos que los hombres jóvenes.  Desde el Hospital Pediátrico St. Damien se lidera el programa dedicado al tratamiento del SIDA desde hace años, así como la prevención de la transmisión materno infantil del VIH.

Anualmente, el programa del St. Damien atiende a unos 10.000 adultos y niños, de los cuales un 2% resultan positivos. Junto con sus padres, los niños con VIH reciben atención psicológica de seguimiento y tratamiento médico, incluida la terapia antirretroviral. Los trabajadores sociales ayudan con la coordinación de otros programas o fondos globales que ofrecen ayuda económica, alimentos, vivienda, capacitación vocacional, microcrédito y becas académicas.

Viaje solidario a NPH Guatemala en 2022

CERO DISCRIMINACIÓN EN NPH

Todos los niños, niñas, jóvenes y familias tienen talentos únicos, que pueden ayudar y fortalecer las metas de sus países. No importa lo diferentes que parezcan o sus gustos y preferencias. Todos los seres humanos gozamos de los mismos derechos.

Eso lo establece la Declaración Universal de los Derechos Humanos y nadie tiene la potestad de arrebatarle esos derechos a otros individuos, mucho menos por su raza, género, preferencia sexual, creencias religiosas o limitación cognitiva.

Cada vez que se produce el rechazo hacia un individuo o un grupo de ellos, se está debilitando la cohesión social, se está retrasando el desarrollo de las comunidades. En los casos de personas con VIH, el miedo a la discriminación hace que estas personas prefieran no tratar la enfermedad para pasar desapercibidas.

Muchas veces la discriminación ocurre por creencias erróneas que son trasmitidas de una generación a otra o por cuestiones culturales dentro de una sociedad. En la Fundación NPH somos conscientes que la lucha contra la discriminación es una tarea constante. Acompañamos a las personas en espacios individuales, grupales y comunitarios. Creemos en el valor único de cada persona y por ello intentamos curar una de las mayores heridas abiertas en el corazón de nuestra sociedad, que como ya dijo Nelson Mandela, es la discriminación.

¿Te gustaría apoyar nuestros programas de salud y garantizar el acceso básico a niños, niñas y familias?

Recuerdos de NPH de 1955 con Guillermo

Explicar la historia de Guillermo es contar la historia de NPH, y es que Guillermo Mejía fue uno de los primeros niños que el Padre Wasson acogió hace ahora 70 años en México. Con motivo del 70 aniversario rememoramos como era la vida en los años 50 en México, y como impacto en la vida de Guillermo unirse a la familia de NPH.
Guillermo ahora es profesor de la estudiante en NPH Mexico

Mi historia es un poquito triste, éramos realmente pobres” explica Guillermo cuando se le pregunta como llegó a NPH. Su padre por aquel entonces delinquía y no era la primera vez que entraba en prisión, además de ser un maltratador, su madre se veía obligada a introducir en la prisión substancias ilegales hasta que la descubren y es ella quien acaba en la penitenciaría. Un día junto con sus hermanos habían ido a visitarla, su padre ajeno a esta visita había ido a recogerlos a la escuela con la mala suerte de que es atropellado por un automóvil. A partir de allí los hermanos tuvieron que vivir con la mamá en la prisión durante un tiempo.

Guillermo, por aquel entonces un niño de 13 años, junto con su hermano de 11 crecieron dentro de la prisión. Un tiempo después de salir de prisión, la madre cae enferma y en el hospital le hablan de un sacristán, asumiendo su mala situación, la madre consigue que sus hijos se reúnan con este capellán para darles una oportunidad.

Cuando llegamos a esa casa, nos abrió la puerta un gringo” – recuerda Guillermo – “pero ese americano tenía una sonrisa muy bonita y nos dijo “bienvenidos, esta es su casa””. Ese gringo era el Padre Wasson quien acogió a los hermanos en aquellos primeros años donde la familia de NPH se estaba formando.

El Padre Wasson en 1955 junto alguno niños de NPH

CONOCE LA HISTORIA DE LOS 70 AÑOS DE NPH >

Recuerdo que mi mundo antes de llegar a Nuestros Pequeños Hermanos era muy pequeño, y al entrar en la familia del Padre Wasson el mundo se extendió, conocimos tantas cosas y hemos aprendido tanto.”

Por aquel entonces Guillermo tuvo que adaptarse a vivir con los otros 23 niños que el Padre tenía acogidos, había algunos que habían vivido en cárceles también, entre ellos estaba el primer pequeño que el padre rescato llamado Gunter.

De vivir en aquella casa en los años 50, Guillermo recuerda que le sorprendió tener tres comidas al día, ya que anteriormente sobrevivían con lo que podían, además recuerda las donaciones de comida de un pequeño hotel de Cuernavaca, además el padre tenía gallinas que daban bastantes huevos, “con eso había algún travieso que agarraba huevos y los vendía en el mercado para ganar un poco de plata” – recuerda Guillermo con nostalgia.

Guillermo recuerda que las preocupaciones más grandes del Padre Wasson aquellos primeros años era alimentarlos todos los días, que recibieran una educación y poder pagar el alquiler de la casa donde vivían. Durante aquel periodo es que conoce al matrimonio Nolan, quienes apoyaron a NPH durante años y acabaron formando parte de la familia.

Guillermo también recuerda que una vez acabadas las misas del Padre Wasson en una de las iglesias más antiguas de Cuernavaca, este aprovechaba para hablar y conocer a los feligreses y encontrar personas que le apoyaran. “El padre tenía un gran carisma” – dice Guillermo – “podía convencer a la gente para qué se involucrarán con Nuestros Pequeños Hermanos, y era gracias a ellos que podíamos seguir adelante.

Grupo de la Estudiantina de NPH en los años 60, Guillermo segundo a la izquierda

Guillermo formaba parte de la estudiantina de NPH, grupo de música que interpreta canciones mexicanas tradicionales, con los años la estudiantina de NPH tuvo la oportunidad de viajar a Estados Unidos para dar a conocer NPH y poder recaudar fondos para la familia. En uno de estos viajes es que Guillermo conoce a su madrina Nancy en California. Esta relación con su madrina perdura hasta hoy en día.

Guillermo estudió y se convirtió en maestro de biología, en aquella época su madrina le apoyaba para que durante unos meses al año él viajará para vivir con ella, trabajará una temporada allí antes de volver a México. “Cada año sin falta, y aunque yo no espero nada” – dice Guillermo – “Nancy todavía nos envía 100 $ para la cena de Navidad, pero lo que más aprecio es el vínculo que tenemos de todos estos años, el año pasado incluso nos visitó en México, soy privilegiado y soy muy afortunado de que el padre entrara en mi vida.

Foto cedida por Guillermo

Cuando se le pide a Guillermo que cuente un recuerdo bonito con el Padre Wasson, no puede encontrar solo uno. “El Padre me enseñó a ir a lugares que yo nunca había ido, como un restaurante, nos enseñó a comer, nos enseñó lo que era un ambiente familiar, nos enseñó la música, me enseñó lo que era el respeto, y a valorar, yo siempre lo buscaba para que me diera consejos hasta sus últimos años cuando yo ya era padre lo buscaba, y siempre tenía tiempo para hablar con sus hijos.

Guillermo es ahora padre y abuelo, y siempre ha intentado transmitir los valores que el padre le enseñó tanto a su familia como en su día a día. Su vínculo con NPH sigue más presente que nunca, todavía forma parte de la estudiantina de NPH México, ahora como profesor y mentor de todos los niños y niñas que forman parte de los programas. 70 años han pasado desde que la vida condujera a Guillermo a la puerta del Padre Wasson, quien siempre dijo que su mayor logro era ver a sus hijos felices.

Puedes ver la entrevista completa de Guillermo, donde además pasea por Cuernavaca, ciudad donde el padre Wasson era capellán en los años 50.

Ser Fisioterapeuta en NPH Guatemala

Claudia tiene 22 años y acaba de volver de su voluntariado como fisioterapeuta en NPH Guatemala después de 5 meses. Una experiencia que, como ella misma dice, “ha dejado una impresión duradera en mi corazón“.

En 2023 Claudia se graduó como fisioterapeuta en la Universidad Blanquerna de Barcelona. “Mi interés siempre ha estado en el ámbito de la fisioterapia pediátrica y neurológica, con la intención de especializarme en el futuro.” – explica Claudia.

A pesar de mi deseo de hacer voluntariado, no pude encontrar la oportunidad adecuada mientras completaba mis estudios. Fue cuando descubrí la posibilidad de unirme a NPH después de mi graduación, que no dudé ni un segundo en aprovechar esta oportunidad.

¿Cómo conoces NPH? ¿Y qué te lleva a aplicar a hacer un voluntariado?

Conocí NPH gracias a una amiga de mi madre. Le comenté sobre mi deseo de hacer voluntariado, y ella me recomendó NPH. En julio del 2023, asistí a una cena benéfica en Barcelona donde pude conocer más sobre esta organización, escuche todos los testimonios, y me fascino la misión que tiene NPH. Fue allí donde decidí que era la oportunidad que había estado esperando.

¿Cómo fue la llegada a NPH Guatemala? ¿Qué fue lo que más te sorprendió?

La experiencia de mi llegada a NPH Guatemala fue extraordinaria y dejó una impresión duradera en mi corazón. Al ingresar a las instalaciones, participé en una actividad que incluía a toda la escuela, tanto a los niños residentes en NPH Guatemala como a aquellos que asistían solo durante el día. Lo que más destacó en ese momento fue la calidez y el afecto con los que todos, tanto los niños como los empleados, me recibieron. Los abrazos sinceros y llenos de cariño que recibí no solo fueron un gesto amable, sino que también se convirtieron en una fuente de energía reconfortante. Inmediatamente, sentí que formaba parte de algo especial, como si hubiera encontrado una segunda casa.

La hospitalidad y el afecto incondicional que experimenté desde el principio fueron conmovedores. Cada abrazo, gesto y sonrisa contribuyó a forjar una conexión significativa con todos ellos, marcando el comienzo de una experiencia única y enriquecedora.

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¿Cómo era tu día a día como voluntaria en NPH Guatemala?

Mi día a día como voluntaria en NPH Guatemala seguía una rutina intensa pero gratificante. Comenzaba mi jornada a las 8:00 a.m., dedicando mis mañanas a trabajar con niños con discapacidad hasta la 13:00 p.m. Este período incluía sesiones de terapia diseñadas para atender las necesidades específicas de los niños.

Después disfrutábamos de un almuerzo compartido, proporcionando un espacio de conexión y convivencia con las demás voluntarias. Posteriormente, regresaba al trabajo a las 13:00 p.m., continuando con las terapias destinadas a brindar el apoyo necesario a aquellos niños que más lo requerían. Por las tardes, mi enfoque se dirigía al tiempo compartido con los niños, centrándome particularmente en el hogar “Divino Niño“, que acoge niños del programa residencial. Las actividades incluían desde la cena compartida hasta juegos, asistencia en las tareas escolares y la participación en diversas actividades recreativas. Esta interacción estrecha me permitía conocer más de cerca las personalidades únicas de cada niño.

Los fines de semana constituían momentos especiales, ya que participábamos en diversas actividades con todos los niños de la comunidad, fomentando un ambiente de diversión y aprendizaje. Además, cada dos fines de semana, disponíamos de tiempo libre, y con el grupo de voluntarias, teníamos la oportunidad de explorar y viajar, ampliando así nuestras experiencias más allá de las instalaciones del hogar.

¿Cómo fue la convivencia con el resto de voluntarios?

La experiencia de convivencia con las demás voluntarias fue muy enriquecedora. Aunque algunas de ellas ya habían formado lazos durante varios meses, desde el primer momento me sentí completamente acogida por el grupo. La solidaridad entre nosotros resultó ser esencial, ya que compartíamos no solo el mismo espacio y responsabilidades, sino también las experiencias únicas y desafíos inherentes a nuestra labor voluntaria.

La conexión que se formó entre nosotros no solo se limitó a la colaboración en nuestras tareas diarias, sino que trascendió hacia un apoyo mutuo incondicional. Compartir vivencias similares nos permitió comprender y empatizar entre nosotras, creando un vínculo especial que iba más allá de la simple convivencia. Estas amistades no solo se convirtieron en compañeras de voluntariado, sino que se transformaron en una extensión de mi familia en ese contexto.

¿Cómo fisioterapeuta cuáles fueron los casos más comunes? ¿Qué desafíos encontraste?

Como fisioterapeuta, mi labor se centró principalmente en atender las necesidades relacionadas con la movilidad en niños con discapacidad. Los casos más comunes que enfrenté implicaban dificultades motoras y limitaciones en la capacidad de movimiento de estos niños, lo que requería intervenciones terapéuticas específicas. Abordar estos desafíos implicaba diseñar y ejecutar programas de terapia personalizados, adaptados a las condiciones y capacidades individuales de cada niño. La mejora de la movilidad no solo era una meta terapéutica, sino también un elemento clave para favorecer la calidad de vida de los niños atendidos.

Además, uno de los desafíos más significativos que enfrenté como fisioterapeuta fue la gestión de comportamientos agresivos en algunos de los niños con discapacidad. Este desafío me brindó una valiosa oportunidad de crecimiento profesional y personal, ya que me permitió desarrollar habilidades para la gestión de conductas desafiantes, así como aprender a establecer conexiones significativas con los niños, superando las barreras emocionales que pudieran surgir.

¿Cómo describirías tu experiencia en NPH?

Mi experiencia como voluntaria en NPH ha sido verdaderamente extraordinaria y enriquecedora. La dificultad de expresar con precisión todas las emociones que atravesé durante este tiempo refleja la profundidad y la complejidad de las experiencias vividas.

La conexión y el amor que experimenté al interactuar con los niños de NPH fueron más allá de cualquier expectativa. No solo tuve la oportunidad de aplicar mis conocimientos en fisioterapia, sino que también fui testigo y partícipe de una red de apoyo y afecto que se extendía por toda la comunidad. Me sentí muy acogida y comprendida, formando parte de una familia maravillosa.

La experiencia no se limitó a la práctica de la fisioterapia, también me permitió sumergirme en un ambiente lleno de valores como la amabilidad, la empatía y la solidaridad. Cada día me brindaba la oportunidad de aprender lecciones valiosas, no solo sobre el campo de la salud y la rehabilitación, sino también sobre la importancia de la generosidad y la compasión en la vida cotidiana.

Además, la experiencia en NPH me proporcionó una nueva perspectiva sobre la verdadera valoración de lo que tenemos en casa. Al sumergirme en una realidad diferente, aprendí a apreciar más las pequeñas cosas y comodidades que a menudo damos por sentado en nuestra vida diaria.

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¿Qué le dirías a otras personas que estén pensando en hacer un voluntariado?

A aquellos que están contemplando la posibilidad de embarcarse en una experiencia de voluntariado, les compartiría con sinceridad que, a pesar de los desafíos que implica abandonar el entorno familiar durante varios meses, la experiencia que les espera puede transformar sus vidas de manera profunda y significativa. Personalmente, agradezco enormemente haber superado los miedos iniciales que pudieron haberme surgido y lanzarme a esta aventura.

El acto de dejar atrás la comodidad de casa se presenta como un desafío, pero es precisamente este paso fuera de la zona de confort lo que brinda la oportunidad de sumergirse en una realidad diferente, descubrir nuevas perspectivas y crecer a nivel personal y profesional. La riqueza de la experiencia de voluntariado no solo radica en el impacto positivo que puedes tener en la comunidad que sirves, sino también en la profunda transformación que experimentas como individuo. La apertura a nuevas culturas, la conexión con personas diversas y la participación activa en proyectos de ayuda te brindarán una visión más amplia y enriquecedora de la vida. Aunque puede resultar desafiante al principio, la recompensa de contribuir al bienestar de los demás y la gratificación personal que se obtiene son invaluables.

La experiencia de irte de voluntariado a NPH no solo es una experiencia maravillosa por todo lo que te da la familia de NPH, sino también en un capítulo fundamental en el desarrollo de uno mismo. Las lecciones aprendidas, las conexiones establecidas y el impacto positivo generado dejan una marca muy bonita en tu vida.

¿Qué momentos destacarías de tu experiencia?

En el transcurso de mi voluntariado en NPH Guatemala, un momento que resalta especialmente en mi memoria es el día de mi despedida. Este evento se reveló como una experiencia de una intensidad emocional muy fuerte. Ya era consciente de la conexión tan bonita que se había creado con cada uno de ellos, pero en ese momento fue cuando realmente me acabe de dar cuenta. Me sentía muy orgullosa al pensar sobre la contribución de amor y asistencia que había brindado, pero lo que recibí de estos niños resultó ser aún más significativo. Al despedirme, me di cuenta de que se habían convertido en mi familia.

Además, entre los momentos más especiales que viví durante mi voluntariado, quiero compartir la experiencia de apadrinar a uno de los niños. La reacción del niño al enterarse de que sería su madrina fue un instante mágico y conmovedor que quedará grabado en mi memoria para siempre.

En resumen, mi participación en NPH Guatemala no solo fue enriquecedora, sino también transformadora, dejando una huella imborrable en mi corazón. Los vínculos afectivos y las experiencias compartidas durante mi tiempo como voluntaria no solo reforzaron mi compromiso con el servicio, sino que también consolidaron una conexión duradera con la comunidad y los niños que ahora considero parte esencial de mi vida. Este capítulo de mi voluntariado ha dejado una marca muy bonita, recordándome la importancia de la empatía, el amor y la dedicación en el servicio a los demás.

¿Te gustaría saber más sobre el programa de voluntariado de NPH y las oportunidades que ofrecemos?

Presentación Libro Wilmer y Charla Sobre Haití en Madrid

La Fundación NPH junto a Peonías Eventos organiza evento en Madrid para presentar el libro de Wilmer y acercar los programas de NPH.

En este acto que celebraremos en Madrid presentaremos el libro biográfico de Wilmer Árias junto a Xavier Adsarà, director de la Fundación NPH, quien además conoció a Wilmer por primera vez haciendo su voluntariado en NPH Guatemala hace más de 20 años.

  • Cuándo: Viernes, 01 de marzo de 2024
  • Hora: 18 – 20:30 h
  • Lugar: Peonías Eventos – Calle Alfonso XI, 7, 5º izq. 28014 Madrid
  • Entrada libre

Además, durante el evento hablaremos de los programas que NPH desarrolla en Haití y la situación actual del país. También nos acompañará Marta Garate, quien formó parte del equipo médico de NPH Internacional durante más de 10 años, y actualmente trabaja como coordinadora del programa de enfermería del Hospital del Pilar en Guatemala.

En el evento también se podrá adquirir el libro Wilmer.

La Pasión de Ser Terapeuta Ocupacional en Haití

Anabelle acaba de completar su primer año como terapeuta ocupacional, un trabajo que le apasiona y que quiere seguir aprendiendo. Anabelle creció en NPH Haití desde temprana edad y aunque no siempre supo a qué se quería dedicar, siempre puso corazón y esfuerzo en todas las etapas que le tocaban afrontar.
Terapeuta ocupacional en NPH Haiti

Anabelle es ahora una mujer independiente que sigue con muchas ganas de seguir aprendiendo de su profesión como terapeuta ocupacional para seguir ayudando a la gente de Haití. Anabelle creció en NPH y lleva los valores de esta familia a donde vaya.

Desde muy pequeña formé parte de la familia de NPH, crecí en el hogar de Kenscoff. Pasé toda mi vida escolar allí, desde el jardín hasta el noveno grado, después me mudé a los hogares de NPH en Tabarre para poder seguir estudiando en la escuela superior. Como no conocí a mi familia, Kenscoff es mi ciudad natal.” – explica Anabelle.

Anabelle también tiene una conexión especial con Angie Llenas, quien ha sido su madrina de NPH España desde hace años. Angie además forma parte del equipo y del patronato de la Fundación NPH. “En 2015 fui a Haití con un viaje solidario con NPH porque una buena amiga también iba y me entro la curiosidad.” – explica Angie – “Un día, durante el viaje nos vinieron a visitar unos jóvenes del programa de Haití, pasamos una tarde con ellos hablando y compartiendo, una de estas jóvenes era Anabelle con la que encontré una conexión, en aquel momento ella no sabía muy bien que estudiar y se debatía entre varias opciones. Al marcharse me pregunto si quería apadrinarla y fue entones que decidí que era lo que tenía que hacer”.

Anabelle no siempre supo a qué quería dedicarse, como cualquier joven, sus intereses eran variados, y aunque las opciones en Haití son más limitadas que en otros países, era una decisión importante.

Anabelle junto a Gena y Norma quienes lideran el centro St. Germaine de NPH

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Después de terminar mis estudios, hice un año de servicio en St. Germaine, en Tabarre, en la escuela para niños con necesidades especiales que pertenece a NPH, donde hay niños con movilidad reducida. El trabajo que estaba haciendo era voluntario, pero no tenía idea de si lo que estaba haciendo con los niños abarcaba una ciencia, hablé con Gena quien tiene muchos años de experiencia, y fue cuando investigué la terapia ocupacional. Fue en este contexto que elegí estudiar terapia ocupacional en una universidad en Léogane, ya que es la única universidad que ofrece esta carrera.”

Angie también recuerda el momento en que Anabelle se debatía con esta decisión: “Pensamos que una buena opción que intentara era estudiar fisioterapia, era una vocación que la interesaba y la pusimos en contacto con una de las fisioterapeutas de St. Germaine, para que pudiera ver el trabajo de primera mano y preguntar. Así que decidió estudiar y ahora mismo es una pasión para ella.

Las ganas de Anabelle por seguir aprendiendo de su profesión solo han hecho que aumentar. “Ahora que tengo una licenciatura en terapia ocupacional, tengo un gran deseo de continuar mis estudios en el extranjero para enriquecer mi conocimiento y poder ayudar académicamente y continuar sirviendo a la gente de mi país.

¿Cómo es un día a día en la vida de Anabelle?Soy terapeuta ocupacional en mi tercer año, me gradué en Haití en diciembre de 2022. Trabajo en una clínica de terapia en Léogane como terapeuta y supervisora clínica. Superviso a los estudiantes cuando vienen a pasantías, los acompaño cuando realizan evaluaciones, tratamientos e intervenciones para los pacientes. Hago una evaluación a mitad de período y final para los estudiantes, y luego envío los documentos al coordinador de pasantías.

PROGRAMA DE BECAS UNIVERSITARIAS DE NPH >

La realidad actual en Haití es inestable, el conflicto armado entre las pandillas, la violencia y la falta de recursos son un reto para todos los haitianos. La inseguridad en el país es uno de los mayores problemas, junto con la cantidad de personas que intentan huir de la violencia del país buscando oportunidades y un futuro mejor.

En realidad, quedarse en Haití requiere mucho coraje, paciencia, perseverancia y motivación.” – menciona Anabelle cuando se le pregunta sobre Haití – Con la situación en el país, las cosas son realmente difíciles. No hay muchos profesionales de rehabilitación o clínicas de terapia en Haití. La mayoría de las clínicas de rehabilitación son construidas por extranjeros. Además de todo eso, hay mucha demanda de terapia en el país, pero no suficientes profesionales que se queden porque muchos intentan salir del país. En la clínica donde trabajo, veo principalmente pacientes con accidente cerebrovascular y fracturas, porque hay muchos accidentes en las carreteras públicas y mucha violencia. La población necesita profesionales jóvenes como yo para reducir el riesgo de enfermedades y ayudar a las personas a ser independientes en sus actividades diarias.

Tengo muchos proyectos que quisiera hacer en el futuro, pero uno que me gustaría cumplir a largo plazo es abrir un centro de terapia ocupacional. Me gustaría facilitar el acceso a tratamientos terapéuticos basados en la ocupación y actividades, promover la profesión, mostrar al público nuestro papel en el campo de la salud y permitir que los pacientes sean autónomos en las actividades de su vida diaria.

Anabelle durante su graduación universitaria en 2022

Anabelle ha crecido con la familia de NPH, donde se apoya a los jóvenes a seguir sus estudios, ya sean a través de estudios vocacionales, con cursos o con estudios universitarios. De esta manera, se les apoya durante sus estudios hasta que encuentran un trabajo digno que les permita vivir de forma autónoma e independiente, siempre vinculados a NPH, como pasaría en cualquier familia. Esto es en parte posible gracias a los donadores y padrinos que apoyan a NPH constantemente.

Los padrinos son como padres, te cuidan a distancia. Crecer en la familia de NPH ha sido una gran ventaja y oportunidad para mí.” – dice Anabelle cuando se le pregunta sobre sus padrinos en NPH .– “Con el apoyo de mis padrinos, he podido lograr mucho. Quiero destacar la educación como clave para el éxito. Sin esta ayuda, no sé lo que hubiera sido de mí. Gracias a su ayuda, he podido terminar todos mis estudios y luego he tenido la oportunidad de ir a la universidad, acceder a un alquiler, transporte, comida y disfrutar de la felicidad de la vida sin dificultades financieras. Ahora soy una mujer autosuficiente e independiente, gracias al apoyo de mis padrinos, que me han permitido convertirme en una terapeuta ocupacional y poder servir a la gente de Haití. Ahora puedo seguir ayudando a mi familia de NPH y apoyar a mis hermanos y hermanas de NPH. Estoy tan orgulloso de mí misma que nunca dejaré de agradecer a NPH, y lo llevo en mi corazón todos los días.

Anabelle y Angie Llenas en 2015 cuando se conocieron en Haití

Parte de este programa de padrinazgo, además puede crear una conexión muy bonita y especial entre el padrino y los niños de NPH, así ha pasado entre Anabelle y Angie, quien han seguido en comunicación todos estos años apoyándose en diferentes etapas de sus vidas. “Admiro mucho de Anabelle, todo el esfuerzo que ha hecho, pero sobre todo las ganas con las que hace todo, siempre con una sonrisa y las ganas de ayudar a su país.” – comenta Angie – “Hubiera sido una opción macharse de Haití y aplicar sus conocimientos en otro sitio, quizá menos conflictivo, pero ella siempre me dice que su lugar está en Haití, que ella debe apoyar a su comunidad y que quiere seguir desarrollándose allí.

Cuando se le pregunta a Anabelle sobre su futuro y su conexión con su familia de NPH: “Me gustaría encontrar la posibilidad de representar a NPH de forma internacional como haitiana para mostrar que el apoyo que me han dado no es en vano. Creo que es importante porque motivará a otros jóvenes de NPH a conocer mi historia y mi carrera, y espero que inspire a otros padrinos a seguir apoyando a los jóvenes de NPH.

¿Te gustaría convertirte en padrino de la Fundación NPH y apoyar a un niño o niña en uno de nuestros países? >

Fundación NPH y Manos Unidas Juntos Por la Campaña “El Efecto Ser Humano”

Un año más, la Fundación NPH se alía con Manos Unidas para promover su campaña anual que este año lleva el lema de “El Efecto Ser Humano” para concienciar y ayudar a frenar el hambre causada por el maltrato al planeta.

Manos Unidas arranca con su nueva campaña anual “El Efecto Ser Humano. La única especie capaz de cambiar el planeta”. Con este lema quieren hacer un llamado para cuidar del planeta, y promover la justicia climática. Es una realidad que la crisis climática no se sufre igual en diferentes áreas del planeta y la razón de la campaña es frenar estas desigualdades.

Manos Unidas se propone el reto de conseguir “un planeta más sostenible, sin pobreza, hambre y desigualdades”. A lo largo del año, la ONG no hablará del cambio climático en general, sino que pondrá de manifiesto como la desigualdad medioambiental afecta a millones de personas, sobre todo en el Sud global, reduciendo sus derechos más básicos, y como el ser humano es la única especie capaz de revertir ese mismo efecto. Con diversas iniciativas de sensibilización y divulgación puestas en marcha por las delegaciones de Manos Unidas, la campaña estará presente con diferentes actividades.

NPH JUNTO MANOS UNIDAS DESDE 2010

En el marco de esta campaña y junto a Manos Unidas, la Fundación NPH participa en las diferentes campañas de 2024 para llevar este mensaje y visualizar los programas en Haití, un país a menudo olvidado, pero donde NPH desarrolla proyectos desde hace más de 30 años.

La relación de la Fundación NPH con Manos Unidas empieza a raíz del devastador terremoto que asoló Haití en 2010. Una colaboración que se ha extendido hasta ahora para seguir luchando por los derechos de la población haitiana. Manos Unidas ha sido un aliado con el Hospital Pediátrico St. Damien de NPH, el único hospital pediátrico del país que atiende a más 80.000 infantes cada año. Gracias a la colaboración con Manos Unidas se ha podido instalar placas solares en el techo del hospital, para que el hospital pudiera estar abierto 365 al año. También se financió una piscifactoría para proveer comida a los niños y niñas ingresados, utilizando el excedente de pescado para que las mujeres de la comunidad vendan pescado en el mercado de la capital, generando así ingresos económicos para las familias vulnerables de Haití. Y adicionalmente se construyó una pista de deporte en Citie de Soleil, uno de los barrios más violentos y empobrecidos del país, para ofrecer un entorno seguro y de paz donde poder jugar, facilitando la inserción social de los niños y evitando así que los niños se incorporen a una de las 600 bandas armadas que hoy generan muerte y violencia en la región.

Xavier Adsarà en una presentación con alumnos de la Escola Pia de Granollers sobre NPH Haití

Haití, que actualmente vive una ola de violencia liderada por más de 600 pandillas y grupos armados, lucha cada día por salir adelante, cada hora se vulneran los derechos más básicos.

La colaboración con Manos Unidas, además, se extiende más allá de Haití a otros programas donde NPH está presente. Así, en 2023, ampliamos la colaboración a los talleres vocacionales para jóvenes de NPH Nicaragua. Y en 2024, se ha empezado la implementación del proyecto de educación comunitaria en NPH El Salvador, con foco en el empoderamiento femenino de las jóvenes en el país.

APOYANDO LA CAMPAÑA COMO SOCIO LOCAL

Xavier Adsarà, director de la Fundación NPH y presidente de NPH Europa, ha visitado varias regiones de Cataluña para dar a conocer los programas de NPH en Haití y visualizar la colaboración con Manos Unidas por la campaña “El Efecto Ser Humano”.

Un año más La Fundación NPH es socio local de Manos Unidas en este 2024, así unimos fuerzas para visibilizar y luchar por un mundo más justo.

Visita a la Delegación de Manos Unidas en Terrassa

Durante la segunda semana de febrero, Xavier Adsarà ha visitado varias escuelas para presentar delante de más de 200 alumnos de la ESO el trabajo que se hace específicamente en Haití, y acercar la realidad del pueblo haitiano a los jóvenes.

Además, hemos podido hacer una gira de medios y conversar con VOTV (TV del Vallès Oriental), Revista SOM de Granollers, Radio Sabadell, Diari de Sabadell y el encuentro con el técnico de cooperación de Granollers y visitar la delegación de Manos Unidas en Terrassa.

Unos encuentros importantes para la Fundación NPH, pero sobre todo para seguir luchando juntos por los derechos de la población más vulnerable.

NPH Celebra 70 Años

NPH cumple 70 años como organización internacional desde que en 1954 el Padre Wasson acogiera a su primer niño en México. En el 70 aniversario celebramos el amor y la familia, y nos comprometemos a seguir transformando nuestros programas para luchar por los derechos de la infancia en América Latina y el Caribe.
El Padre Wasson en 1979 junto a dos pequeños en NPH México

Hace setenta años, un niño de 14 años tomó dinero de la caja de limosnas de una pequeña iglesia llamada Tepetates, en Cuernavaca, México, donde el padre Wasson ejercía de capellán. El niño fue arrestado por las autoridades locales y lo ingresaron en prisión. El padre Wasson, sin embargo, en lugar de perseguir los cargos, visitó al niño en la cárcel y descubrió que sus padres lo habían abandonado y que simplemente estaba buscando medios para calmar su hambre. El amor del Padre Wasson no sólo lo llevó a perdonar, sino a buscar al niño que robó el cepillo de su iglesia, rescatarlo de la cárcel y llevarlo a casa. Al cabo de 15 días el mismo juez llamó al Padre Wasson, tenía 8 niños más en la misma situación y el Padre Wasson aceptó acogerlos. Así empezó la historia de lo que hoy llamamos la gran familia de Nuestros Pequeños Hermanos.

De este acto de bondad, perdón y restauración, nació la familia Nuestros Pequeños Hermanos y Hermanas. Si bien el Padre Wasson no tenía un plan a largo plazo, sabía que, en lugar de crear una institución, iba a formar una familia.

El padre Wasson sabía que los niños que habían experimentado un trauma y habían crecido sobreviviendo por su cuenta en el mundo, no superarían fácilmente los hábitos que habían contribuido a mantenerlos vivos. Para prevalecer sobre estos hábitos, los niños necesitaban un ambiente estable de amor incondicional donde los niños pudieran encontrar la confianza, la seguridad y un sentido de pertenencia que les hiciera sentir que eran parte de una familia.

Reconociendo el potencial catalizador de la educación, el Padre Wasson la convirtió en piedra angular de la misión de NPH. Así fue como desde 1954, centenares de niños vulnerables en México empezaron a vivir en lo que hemos estado llamando durante tantos años, un hogar de NPH, y a recibir una educación y atención médica de calidad, rompiendo las cadenas de la pobreza y emergiendo como líderes de sus propias comunidades. El Padre Wasson creía firmemente que la educación era la clave para desbloquear el potencial latente en cada niño.

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Mateo 25:40 dice: “lo que hiciera para los más pequeños de mis Hermanos y Hermanas, lo hicieron para mí“. Este versículo inspiró el nombre Nuestros Pequeños Hermanos y Hermanas y el acrónimo de NPH.

El padre Wasson prestó atención a este mensaje de 2000 años de antigüedad al encontrarse en su pequeña parroquia de Tepetates, a niños que tenían hambre, sed, padecían enfermedad y no tenían un lugar donde ir. Aquí seguimos, 70 años después de que el Padre Wasson iniciara su gran obra de servicio a la infancia más desprotegida de América Latina, 18 años después de su fallecimiento.

EXPANDIENDO LA FAMILIA

La obra que el Padre Wasson inició en 1954 en Cuernavaca, México, con aquellos primeros niños que habían robado el cepillo de la misa del domingo, creció rápidamente en México y se extendió también a toda Centro América (Honduras en 1985, Nicaragua en 1994, Guatemala en 1996, El Salvador en 1999), el Caribe (Haití en 1987, Rep. Dominicana en 2003) y Sud América (Perú en 2005, Bolivia en 2006). El Padre Wasson se aseguró de visitar cada país donde expandía la familia de NPH, acogiendo a los primeros niños y asegurándose que el equipo humano que dejaba a su cargo era una extensión de los valores humanos en los que el Padre Wasson creía firmemente. Desde la muerte del padre Wasson en agosto de 2006, NPH no se ha extendido a más países.

A lo largo de los años, hemos crecido y evolucionado, pero nos hemos mantenido siempre fieles a los valores y a la filosofía de NPH. Continuamos respondiendo a las necesidades siempre cambiantes de los niños y familias vulnerables de las comunidades en los nueve países donde estamos presentes. Estamos transformando y ampliando nuestra misión a través de un servicio comunitario y unos programas de fortalecimiento familiar que logra que las familias se mantengan unidas y que los niños no tengan que ser institucionalizados. En cierto modo, NPH se ha convertido en una familia de familias.

El hogar de St. Helene en NPH Haití en 1988

También hemos aumentado nuestro alcance y efectividad para responder a las muchas necesidades que identificamos en las diversas poblaciones que atendemos a través de asociaciones estratégicas con organizaciones de ideas afines.

El Padre Wasson se ocupó de convencer a personas en EE. UU. y Europa para que apoyaran la misión de NPH en América Latina desde sus inicios. Así fue como NPH abrió delegaciones de apoyo en Alemania, Austria, Bélgica, España, Francia, Holanda, Italia, Irlanda, Inglaterra, Suiza y USA, con equipos humanos firmemente comprometidos con la defensa de los Derechos Humanos de los niños en el mundo. Hoy, las diferentes delegaciones de NPH representan a la misión de NPH en América y Europa, son responsables de recaudar fondos para garantizar la educación, salud y nutrición en las comunidades más vulnerables y empobrecidas de América Latina, seleccionan a voluntarios internacionales, crean alianzas locales e internacionales en la sociedad, y forman parte de una comunidad internacional que aglutina a seres humanos de todo el mundo con el único propósito de defender los Derechos Humanos de los niños en el mundo.

70 AÑOS LUCHANDO POR LOS DERECHOS DE LA INFANCIA

Hoy, NPH sigue teniendo programas de cuidado residencial (antiguamente llamados “hogares NPH”) que atienden a niños, niñas y jóvenes vulnerables en un ambiente familiar. Son niños y niñas que no pueden vivir con sus familias biológicas, ya que estas no pueden garantizar las atenciones más básicas (educación, salud, nutrición) y un desarrollo afectivo en un entorno seguro y libre de violencia, que necesitan para desarrollarse adecuadamente. Pero también tenemos centros comunitarios, escuelas, clínicas y hospitales, programas de empoderamiento, programas de inserción laboral como talleres vocacionales o becas universitarias, escuelas para padres, programas de reintegración familiar (“UnaFamilia Unida”), y colaboramos estrechamente con los gobiernos locales e instituciones internacionales formando parte de las Naciones Unidas, todo en concordancia con los Objetivos de Desarrollo Sostenible.

Programa comunitario de reintegración familiar NPH Honduras

Estamos orgullosos de llevar a cabo la misión que el Padre Wasson empezó hace 70 años y que se ha extendido a la comunidad, gracias a un apoyo leal y generoso de todos los que acompañan a la familia NPH a través de su dedicación, sus contribuciones, su trabajo y servicio. ¡Sin todos vosotros esta familia no sería posible!

En este 70 aniversario de NPH, no solo celebramos 70 años, sino que nos comprometemos a renovar los principios y valores que siempre nos han guiado a lo largo de nuestra misión y nuestra existencia. En un mundo asediado por grandes y cambiantes desafíos, la vida del Padre Wasson y la misión de NPH nos recuerda que el amor puede superar incluso los obstáculos más difíciles de superar. Juntos, esforcémonos por crear un mundo donde cada niño, independientemente de su origen, tenga la oportunidad de crecer, aprender y sentirse amado incondicionalmente, aportando a la sociedad su máximo potencial como ser humano.

Puedes ver nuestra línea de tiempo desde 1954 a 2024, clic en la imagen para agrandarla:

FraPont junto a la Fundación NPH apoya el taller de carpintería de NPH Honduras

Desde 2002 la Fundación NPH brinda a organizaciones en España una manera sencilla, transparente y efectiva de colaborar con nuestros proyectos en Latinoamérica.

Así empezó la relación con FraPont, una empresa que desarrolla la carpintería de proyectos arquitectónicos de gran envergadura. En 2020, Fran Pont, director general de la empresa familiar, se puso en contacto con la Fundación NPH porque querían impulsar un programa de Responsabilidad Social Corporativa con el objetivo de conectar su modelo de negocio con una escuela de formación profesional en carpintería para jóvenes vulnerables. Así fue como Frapont inició una alianza la Fundación NPH para apoyar el taller vocacional de carpintería localizado NPH Honduras.

NPH es una de aquellas organizaciones que intentan y consiguen hacer de este planeta un sitio mejor.” – comenta Fran Pont cuando se le pregunta sobre NPH.

Fran pudo viajar en 2022 a NPH Honduras para conocer el taller de carpintería de primera mano y el impacto de su alianza con la Fundación NPH. Allí pudo conversar y conocer al profesor del taller y a los alumnos de la comunidad que aprenden este oficio.

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Los talleres vocacionales de NPH, como el de carpintería en Honduras, ofrecen a adolescentes una formación profesional, una certificación reconocida por las autoridades locales, y la oportunidad de encontrar un empleo digno con el que poder mirar al futuro y ayudar a su familia.

He podido comprobar en el terreno que el equipo de personas que trabajan en NPH tienen una vocación diferente a la habitual, además de una alta profesionalidad. Ellos y ellas consiguen con su trabajo diario en el cuidado de estos niños necesitados darles ese amor y esa esperanza que tanto necesitan en su crecimiento.” – dice Fran.

En 2021, tras la reapertura de los talleres después de la pandemia, 15 jóvenes en los talleres ocupacionales de NPH Honduras consiguieron completar su formación y recibieron exitosamente su certificación en un oficio a través del organismo nacional emisor de certificaciones, CADERH. Entre estos quince había ocho niñas y siete niños.

Su misión de convertir a estos niños y niñas en personas dignas, buenas y finalmente insertarlas en la sociedad para que sean adultos autosuficientes es inmejorable. Es por ello que en Frapont nos sentimos muy orgullosos de colaborar con NPH, aportando nuestro pequeño granito de arena e intentando concienciar a nuestro entorno de la necesidad de ayudarlos.” – afirma Fran Pont.

Frapont apoya desde hace cuatro años este proyecto en Honduras. Con esta alianza, la Fundación NPH actúa como nexo entre el compromiso y los valores de FraPont en España y las necesidades de niños vulnerables en Latinoamérica. De esta manera, FraPont promueve la solidaridad y los valores solidarios entre sus empleados y clientes para poder construir un mundo más justo en el que se garantice el cumplimiento de los Objetivos de Desarrollo Sostenible de Naciones Unidas.

Si estás interesado en apoyar los talleres vocacionales, colabora con la Fundación NPH mensualmente o ponte en contacto con nosotros para más información.

De estudiante a profesora en la escuela de NPH

Mirlanda* tenía solo tres años cuando comenzó el jardín de infantes en la escuela de NPH Haití. Hoy, es una joven segura y educada que trabaja como maestra en esa misma escuela, gracias a la ayuda de NPH, pero sobre todo a su resiliencia.

Comienzos difíciles

Haití es el país más afectado por la pobreza en América Latina y el Caribe, con el 80% de la población viviendo por debajo de la línea de pobreza. Muchos de los derechos de los niños en el país son vulnerados, además de sufrir inseguridad, falta de atención médica y desnutrición. El área donde Mirlanda vive y trabaja actualmente está bajo el control de las pandillas armadas.

Su mentor en NPH explica: “El desafío actual para esta joven es luchar por un lugar en la sociedad con todas las dificultades sociopolíticas en la actualidad. Cada día las cosas se están volviendo más complicadas aquí en Haití “.

A pesar de la situación económica y política en Haití, los programas NPH, tanto residenciales como en la comunidad, continúan operando para ayudar a los niños y niñas que viven allí.

LA EDUCACIÓN ES UN DERECHO HUMANO

La educación es un derecho humano, un bien público y una responsabilidad colectiva. Cuando se adoptó la Agenda 2030 para el Desarrollo Sostenible, la comunidad internacional reconoció que la educación es esencial para el éxito de sus 17 objetivos. El Objetivo número 4 de Desarrollo Sostenible tiene, concretamente, como objetivo “garantizar una educación de calidad inclusiva y equitativa y promover oportunidades de aprendizaje permanente para todos” para el año 2030.

Citando a Naciones Unidas: Sin una educación de calidad, inclusiva y equitativa para todos y de oportunidades de aprendizaje a lo largo de toda la vida, los países no lograrán alcanzar la igualdad de género ni romper el ciclo de pobreza que deja rezagados a millones de niños, jóvenes y adultos.

Creciendo en la familia NPH

Tras acompañar a una de sus hermanas de pequeña al hospital, Mirlanda se contagia de tuberculosis, pero lucha junto al tratamiento para curarse. La historia de Mirlanda se mezcla con la de NPH cuando de muy joven encuentra una segunda oportunidad dentro de nuestro programa St. Helene, uno de los hogares residenciales de NPH Haití en las montañas, allí encuentra una segunda familia donde se la apoya y se la ofrece unas oportunidades para desarrollarse. Mirlanda estudió primaria y secundaria en la misma escuela que St. Helene tiene abierta a la comunidad. En St. Helene residen unos 430 niños que viven allí, así como 350 niños que vienen a la escuela desde las comunidades locales cada día.

Mi nombre es Mirlanda. Soy una joven beneficiaria de los programas de NPH Haití”, explica,” crecí en St. Helene, uniéndome a una edad muy temprana donde me ofrecieron salud, educación y todo tipo de ocio. A lo largo de mi estadía en St. Helene, viví una experiencia muy hermosa y aprendí a compartir, amar y comprender mejor a los demás“.

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Devolviendo con amor

Ahora, soy estudiante universitaria, gracias al apoyo de todos nuestros donantes”, continúa, “hoy, trabajo como maestra en la escuela NPH, quiero contribuir en la educación de mi país. En nombre de cada uno de estos niños y niñas, muchas gracias a todos nuestros donantes y padrinos. Gracias por permitirles realizar sus sueños “.

El analfabetismo en Haití sigue siendo uno de los más altos de América Latina y el Caribe, alrededor del 50% de los niños y niñas en edad de escolarización obligatoria no están matriculados en la escuela. La infraestructura escolar en el país es pobre y el conflicto armado agravan la situación, haciendo cerrar a muchas escuelas u obligando a muchos niños a quedarse en sus hogares sin poder llegar. Las escuelas de NPH son clave para apoyar a las familias y empoderar a niños y niñas, además todos los niños que atienden nuestras escuelas reciben dos comidas y atención médica regular para asegurar su bienestar.

Durante estos últimos años de violencia y aumento del conflicto armado hemos tenido que cerrar momentáneamente alguna de nuestras escuelas, sobre todo las ubicadas en la capital, pero nuestro objetivo es ofrecer un lugar protegido y seguro donde trabajadores y niños puedan atender y mantener sus derechos más básicos. Ofrecer un lugar donde su presente y su futuro sea la prioridad.

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*Nota de privacidad: los nombres de los niños, marcados con un asterisco, se han cambiado para proteger su privacidad.

Bobbi Se Salva En La Unidad De Desnutrición Del St. Damien

La desnutrición es una de las mayores causas de mortalidad infantil en Haití. Para Bobbi, casi era demasiado tarde, pero los especialistas en nutrición del Hospital St. Damien le dieron a sus 2 años una oportunidad de luchar.
Madres cuidan de sus hijos e hijas ingresados en la unidad de desnutrición del Hospital St. Damien

La desnutrición infantil sigue siendo uno de los mayores desafíos de desarrollo en Haití. La inseguridad alimentaria y el conflicto armado son unas de las mayores causas. Sin embargo, también se combinan con enfermedades infecciosas, falta de atención adecuada y mal acceso a los servicios de agua, salud y saneamiento.

Según el informe de 2017 Demographic and Health Surveys realizado por USAID, la población de Haití era de 10.8 millones, 1.2 millones de los cuales tenían menos de 5 años. Los datos nutricionales en el informe también encontraron que el 22% de la población infantil sufría de retraso en el crecimiento, el 10% tenía bajo peso y el 66% sufría de anemia, una condición causada por deficiencias de hierro y vitaminas. Desde entonces, la población haitiana ha aumentado a casi 11.2 millones, con pocos datos sobre el estado de salud de los niños. Pero con los disturbios civiles, las crisis políticas y Covid-19 que continúan sofocando el desarrollo del país, es poco probable que los dilemas causados por la desnutrición hayan mejorado.

Aquí es donde la necesidad de la unidad de desnutrición en el Hospital Pediátrico St. Damien de NPH es de vital importancia en Haití. En el departamento de desnutrición del St. Damien los niños con desnutrición severa son hospitalizados durante seis semanas y son tratados en función del protocolo nacional. Este departamento trata a niños de muchas áreas del país. Los pacientes primero reciben una fórmula líquida especial hecha de multivitaminas.

En 2022, el departamento tuvo ingresados a 194 niños con desnutrición severa, y más de 130 consultas y tratamientos en el programa.

Niñas visitan a un bebe ingresado en la unidad de malnutrición

Uno de esos niños fue Bobbi, quien recientemente celebró su segundo cumpleaños, aunque el doctor Marc Alexandre Dervil, el médico a cargo de la unidad de desnutrición en el St. Damien, constata la suerte de estar vivo. “Tenemos personal profesional y hacemos todo lo posible para tratar a los niños que vienen a nosotros. Pero la desnutrición es una de las mayores causas de mortalidad infantil en Haití. Nos complace que Bobbi todavía esté con nosotros”.

La madre de Bobbi, Carmite, tiene 42 años, es madre de tres hijos, y dirige un puesto en el mercado de verduras en las calles de Martissant, un vecindario a las afueras del Port-Au-Prince, donde también vive. Carmite recuerda que en el pasado había sido un buen lugar, pero ahora ha sido asumido por pandillas y es una zona roja conocida por el resto de haitianos.En un buen día, gano 1,000 gourdes [15 €], pero ahora esa cantidad es muy rara, especialmente con los problemas que afectan el área“.

Los problemas financieros de Carmite se exacerbaron cuando el negocio de carbón de su esposo se cerró. A pesar de sus mejores esfuerzos para encontrar un trabajo estable, ha resultado difícil. En ocasiones, ha tenido que pedir prestado dinero a familiares y amigos para poner comida en la mesa, lo que la hace sentir avergonzada porque también tienen sus propias preocupaciones financieras. Evitar cada día las actividades de las pandillas es vivir en tensión constante, y no hay oportunidades porque la violencia lo consume todo, Carmite no puede tener un puesto fijo para vender sus verduras a causa de esto, y ahora cada día tiene que evaluar el estado de los grupos armados.

A veces se refugia con familiares o amigos, ya que no puede pagar el alquiler en su pequeña casa, que es 10,000 gourdes al año [160 €]. Carmite, confiesa que, en tiempos de escasez, su familia a veces tiene que soportar el hambre durante varios días y el dolor de ver a sus hijos llorar constantemente la drena.

Hago todo lo posible para alimentar a mis tres hijos y darles todo lo que pueda para que puedan vivir una vida saludable, pero es difícil“, dice Carmite.

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Carmite alimenta a Bobbi durante su ingreso en el hospital St. Damien

Hace unos meses, Carmite comenzó a ver un declive en la salud de Bobbi, quien tenía 20 meses en ese momento, cuando sus tobillos comenzaron a hincharse y desarrolló una tos. Su tía pensó que eran gusanos intestinales, y comenzaron a darle tés de hierbas, pero su salud continuó deteriorándose, y lloraba incontrolablemente debido a los dolores abdominales. Una de las causas de la desnutrición es que debilita el sistema inmune, provocando otras enfermedades, como infecciones de piel y pulmón, incluida la tuberculosis y la gastroenteritis.

En pánico, Carmite llevó a Bobbi a un médico en su vecindario, quien señaló que tenía bajo peso y lo remitió a las Hermanas de la Clínica de Caridad. Una vez allí, los médicos lo diagnosticaron con edema generalizado, llagas ulcerosas y un síndrome de tos, y rápidamente lo remitieron al Hospital St. Damien.

Tenía 22 meses y pesaba 10 kg cuando llegó a nosotros, lo cual es extremadamente bajo peso“, dice la enfermera Wilenda Joseph, una de las cuatro enfermeras en la unidad, quien trabaja junto con 11 auxiliares. Al llegar, rápidamente recibió un tratamiento de estabilización nutricional, recibiendo pasta de cacahuete y leche terapéutica. Bajo el atento cuidado de los especialistas nutricionales, su condición comenzó a mejorar durante dos semanas.

Verlo en esa situación tan delicada fue desgarrador. Los médicos y las enfermeras me hicieron muchas preguntas difíciles, me sentí avergonzada de responder, pero sabía que era para el beneficio de Bobbi“, dice Carmite.

La desnutrición todavía tiene un mal estigma en Haití, lo que causa vergüenza a los padres cuyos hijos lo sufren. Las causas generalmente están vinculadas a la falta de medios y educación nutricional. Los padres a menudo no les dicen a los médicos la verdad sobre qué y cuán frecuentes alimentan a sus hijos, ya sea por vergüenza o porque sienten que proporcionan una dieta suficiente. Carmite es un caso excepcional; se sinceró con el personal médico explicándoles que solo había podido alimentar a sus hijos pan y arroz cuando no había dinero. Las enfermeras le dijeron que era milagroso que sus dos hijos mayores tampoco mostraran más signos de desnutrición.

Bebe ingresado en la unidad de desnutrición del Hospital St. Damien en Haití

Según el médico Marc Alexandre Dervil, la unidad de desnutrición en St. Damien atiende a tres áreas: el programa terapéutico ambulatorio, el programa de nutrición adicional y la estabilización nutricional. En la mayoría de los casos, pueden tratar a los niños, aunque debido a la falta de comprensión sobre la desnutrición, los padres a menudo traen a sus hijos en una condición muy extrema, lo que dificulta la recuperación completa.

La unidad tiene 12 camas, que los niños ocupan entre dos semanas y un mes. Una vez que el niño es dado de alta, se programan chequeos y consultas de terapia para monitorear la salud del niño.

Hacemos todo lo posible para educar e informar, y en la mayoría de los casos los padres escuchan y sus hijos mejoran. No obstante, hay varias razones por las cuales los padres no pueden alimentar a los niños adecuadamente, como el desempleo, la violencia e inseguridad, bajos ingresos, embarazo temprano, familia de padres solteros, etc.”, confirma el Dr. Marc.

Tenemos mucha confianza y hacemos todo lo posible con los recursos que tenemos en el hospital para tratar a estos pacientes desnutridos y esperamos que con esfuerzos sostenidos que los niños progresen y regresen a casa sanos“, agrega.

Si bien la situación económica de Carmite aún no ha mejorado, se siente aliviada de ver a Bobbi sonriendo y jugando con sus hermanos.

Nunca habría tenido suficiente dinero para pagar la atención de mi hijo. Gracias al Hospital St. Damien y a los médicos y enfermeras que lo salvaron. Ahora tiene buena salud“, concluye Carmite.

*Se han cambiado los nombres de los niños y los padres para proteger la privacidad

El Hospital Pediátrico St. Damien brinda más de 80.000 servicios anuales, y ofrece atención médica y tratamientos de alta calidad a niños, niñas y familias en Haití. Es el único hospital de esta envergadura en el país, y el único con unidad oncológica infantil. Mantener el hospital abierto en medio del conflicto bélico y la inestabilidad del país es una tarea complicada, nuestro personal se arriesga cada día para poder ofrecer los derechos más básicos a la población más vulnerable.

Por tan solo 10 € al mes, 0.30 céntimos al día, puedes ayudar al Hospital St. Damien y cambiar las vidas de miles de niñAs y niños haitianos

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Olga Pérez